Lisse: La estudiante que nunca se fue Sevilla

Lisse grading the exams of her students / MADISON E LATTNER

Lisse evalúa los exámenes de sus estudiantes / MADISON E LATTNER

El amor que desde la infancia siente hacia Espana que trajo a Lisse de vuelta como estudiante del programa de intercambia universitario Erasmus. Sin nada que atara a su hogar en Belgica, Lisse llego a una encrucijada en la que tomo la decision de su vida, abrazando un nuevo estilo de vida, cultura y lengua. 

Lisse cumple hoy 27 años y hace cinco que se mudó a España, después de haber estudiado en
Sevilla durante seis meses con el programa Erasmus. “Recordar toda la experiencia de venir a España me ha enseñado que soy terrible tomando decisiones, pero creo que he sido muy valiente”, cuenta Lisse sin poder contener una carcajada. Sus amigos y su esposo, Ricardo, la rodean celebrando su cumpleaños con bebidas y tarta de queso. Ella apenas tiene tiempo para cortarse un trozo, porque no para de correr por la calle donde trabaja para darles tarta a todos, saludando y dando dos besos por el camino a los amigos cercanos que forman su nueva familia. Muy alta y de largo pelo rubio, Lisse, no tiene aspecto de española. Nació en Bélgica, pero se ha sentido atraída por España desde que con 12 años empezó a pasar las vacaciones aquí con su familia. “Lloraba durante horas hasta que me dormía de camino a casa porque no quería irme”, recuerda. Lisse sabía que algún día tendría que regresar. Tuvo esa oportunidad cuando, estando en la Universidad Católica de Lovaina la Vieja, Bélgica, vino a Sevilla con una beca Erasmus para estudiar en la Universidad Pablo de Olavide. Después de seis meses en el extranjero, regresó a Bélgica para terminar su carrera de Traducción e Interpretación y luego se encontró en una encrucijada y en un momento difícil en su vida. Siguió sus estudios en Bélgica y obtuvo su doctorado en interpretación simultánea de holandés, francés, inglés y español. Sus estudios de Traducción e Interpretación hicieron que aumentara su amor por el idioma español y por España. “Si me preguntas dónde quiero comer, no tengo ni idea, no me importa. Sin embargo, siempre que algo importa, simplemente sé lo que quiero y, al parecer, tomo la decisión, y eso es lo que hice… ¿Qué tenía que perder?”

Erasmus es un programa europeo que ofrece cada año becas a más de 1,6 millones de estudiantes para estudiar en el extranjero según un sistema de intercambio directo entre universidades. Desde 1987, ha ofrecido a muchos estudiantes la oportunidad de aprender nuevas culturas y de desarrollar sus habilidades en un idioma extranjero. España es el lugar más popular para los estudiantes Erasmus, con un total de 45.183 durante el año académico 2015-2016, según un informe de la Comisión Europea. También es el que más estudiantes envía fuera, 45.826 en el mismo período. En 2011, Lisse comenzó sus estudios de Traducción e Interpretación en Sevilla y también comenzó a construir su red social. “Después de seis meses aquí, fue muy difícil volver a Bélgica”, dice Lisse. “Es muy común no sentirte cómoda en casa, porque has hecho nuevos amigos y has aprendido una nueva cultura, cosas diferentes. Aprendes a vivir de forma independiente. Yo no había vivido sola antes. Eres una persona diferente cuando vuelves. Has tenido todas estas nuevas experiencias y te parece que todo es lo mismo, pero, en realidad, has cambiado”. La vuelta a casa no fue ideal, pero, aun así, Lisse admite que no estaba segura. “¡Nunca esperé realmente hacerlo! cuando estudiaba aquí, siempre pensaba ‘oh, me gustaría’, pero siempre me lo imaginé como algo imposible”. La Erasmus hizo posible lo imposible.

No fue hasta después de terminar sus estudios en Bélgica que Lisse volvió a hacerse la pregunta de siempre; “¿Qué voy a hacer con mi vida?”. La Erasmus le había abierto la puerta para entender y experimentar una cultura que amaba. Además, sabiendo que la tasa de empleo entre los Erasmus al acabar los estudios es dos veces mayor que la de los estudiantes sin experiencia en el extranjero, Lisse tendría menos de qué preocuparse cuando intentara encontrar un trabajo. Su atracción no hizo más que aumentar después de su estancia en España y porque seguía visitando a su novio en Sevilla cada cuatro o cinco meses. “La persona que soy y en la que me he convertido está en ese otro lugar, ya no está en casa”, recuerda Lisse.“Y así es como me sentí desde entonces, ya no me gustaba estar con mis padres y no me gustaba el estrés y la lluvia de Bélgica”. Lisse ya sabía que su futuro estaba en España. “No había nada que me detuviera en Bélgica, así que, cuando un amigo me preguntó si quería ir a España, le dije que sí y a los dos meses ya estaba aquí”. El choque cultural inverso es muy común entre los estudiantes que estudian en el extranjero y puede durar muchos años. Aunque regresar a Bélgica fue difícil, fue el impulso que Lisse necesitaba para lograr su sueño de regresar a España.

Después de aproximadamente un mes y medio, decidió que tendría que hacer algo si quería
instalarse definitivamente en España. “Necesitaba conseguir un trabajo, así que solicité ser profesora de inglés, aunque técnicamente nunca había estudiado inglés”, admite. Su pasión por la educación había crecido desde su experiencia Erasmus y sus estudios de Traducción e Interpretación la ayudaron a encontrar un trabajo en una escuela privada, en la que estuvo tres años hasta pasar al centro de idiomas Forencur. Después de una entrevista formal para demostrar su inglés, inmediatamente la aceptaron. “Aunque estaba feliz de tener un trabajo, estaba claro que no iba a encontrar ningún amigo, porque era la única profesora en la escuela”, recuerda Lisse. En Forencur estuvo otros tres años, enseñando inglés a estudiantes de varias edades. Al estar ubicada la escuela al este de Sevilla, Lisse pudo mantener su vida personal
y profesional separada. Al llegar el momento de renovar su contrato, Lisse había sufrido una grave lesión en la rodilla y no pudo regresar a tiempo para el nuevo año escolar. Cuando finalmente estuvo lista para regresar, la escuela no pudo ofrecerle las horas que se ajustaban a su horario, por lo que decidió buscar otro trabajo como profesora. Lo encontró en la escuela de inglés YES, en la que Lisse espera permanecer hasta que pueda abrir su propia escuela de idiomas.

Pero ella quería algo más que le ayudara a adaptarse a la vida española con facilidad. “El primer año fue complicado”, admite. “Siempre era la novia de Ricardo y no tenía amigos propios, así que me preguntaba si tenía que regresar [a Bélgica] o si estaba haciendo algo mal”. En busca de nuevos amigos, Lisse comenzó a ayudar a un amigo en un bar de la calle Alfalfa que se llama BluesBar. “Mi amigo Tony necesitaba ayuda en el bar, así que le ofrecí suplir a una camarera mientras él buscaba a otra persona. Pero al final, nunca buscó a nadie, así que terminé trabajando en el bar los fines de semana”. Lisse comenzó entonces a acercarse a muchos de sus clientes, además de a otros dueños de bares y camareros de la misma calle. Mientras establecía vínculos, Lisse se hizo socia de la Bodega La Espuela, otro bar de la calle Alfalfa. El cambio a La Espuela ayudó a Lisse a formar una familia y encontrar amigos en Sevilla. “Toda la calle Alfalfa, los camareros e incluso los clientes, son como una gran familia. Ahí es donde establecí una especie de red”.

Ha llegado el momento de que Lisse apague las velas de su 27 cumpleaños. Lisse mira a su alrededor, sonríe, respira hondo y sopla las velas.