Bienvenidos al huerto

Una colección de piedras pintadas con los nombres de los grupos y organizaciones que han hecho voluntariado en el Jardín de Nutrición para Mayores. / MAREN CLARK

UNA MIRADA AL INTERIOR A LAS VIDAS QUE CONVERGEN EN UN ACRE DE AGRICULTURA ORGÁNICA EN OXNARD.

Una vez al mes, cientos de personas mayores de 60 años abren las puertas de sus casas o el maletero de sus vehículos en este condado para recibir una caja de comida; frecuentemente encontrarán un flor sobre ella a modo de regalo, una dalia. Gracias al jefe del Huerto de Nutrición de Mayores en la estación de Ventura FOODShare en Oxnard, esas flores darán lustre a numerosos umbrales. Al menos existen 42 especies de dalia y cientos híbridos de colores diversos.

“Hoy cosechamos nabos”, dice el hombre, llegando al extremo de una hilera de tierra elevada salpicado de manojos de hojas. Se agacha hasta la primera delgada pluma verde. “Levántala desde el arranque de las hojas, así, limpia la tierra, ahora toma las tijeras y corta el tallo desde la raíz”. Su mano enguantada se cierra alrededor de la cabeza blanca de la raíz nabo. Las hojas despuntan entre sus dedos. Del montículo de tierra levanta una pelota un poco aplanada que se sonroja hasta la punta alargada de su raíz. Después de cortar la larga raíz, el hombre poda dos tallos amarillos y pone el nabo en una carretilla que hay a su lado. “Solo quita lo que no parezca bueno. Yo dejo las hojas para los mayores que los reciben”. En poco tiempo, la carretilla está llena de nabos bulbosos de color rojo-morado con tallos de un verde brillante como centinelas que se elevan en el extremo superior de los nabos.

Bob Mancuso, jardinero para la Agencia de Mayores del municipio de Ventura, o Ventura County Area Agency on Aging (VCAAA) y su Huerto de Nutrición para Mayores,  cultivador de dalias, pasa cada día desde las siete de la mañana hasta la uno de la tarde aquí. En estos días, Bob es un par de ojos gris plateado que se asoman entre una gorra de béisbol y una mascarilla. Su trabajo acompaña las estaciones, incluso ahora, cuando las empresas han cerrado y la población se ha refugiado en sus casas. Hay mucho que hacer.

Vista del camino con la puerta de la furgoneta abierta, Ethel, apoyando y cubriendo los arcos, y un fregadero. / MAREN CLARK

La semana empieza centrados en cosechar lo más posible el lunes, pero también con el trabajo normal para mantener el huerto. A lo largo de la semana, los cultivos serán cosechado cuando estén listos.

“¿Ves estas cositas en las articulaciones? Esos son los capullos. Pongo las pitahayas que empiezan a tener capullos en un lugar especial, para mirarlas y cosecharlas. Van a tener un aspecto maravilloso. ¿Has visto una pitahaya? Se curvan, y son un poquito afiladas. Y son muy brillantes. Bellas”.

Las pitahayas empezaron a partir de solo seis plantas que fueron introducidas en el huerto. Seis plantas que hoy se han multiplicado en hileras e hileras de pitahayas en macetas. Algunos de los capullos son grandes y probablemente estén listos para ser cosechados el fin de la semana. Florecen durante la noche. Bob dice que hay que estar allí antes de las nueve de la mañana para cosecharlas.

Más allá de cultivar y cosechar, el huerto requiere irrigación, quitar los yuyos, roturar la tierra, que se extienda el compost y el abono. También sembrar o plantar, lavar los cultivos, pesarlos, y meter en cajas los cultivos para enviarlos en camión a plantas envasadoras. Finalmente, también hay que regar, y proteger de las plagas con tierra especial y cajas de captura y liberación.

Todo tiene que hacerse con la suficiente frecuencia para que se pueda conservar el huerto. Y depende de que suficientes personas se inscriban como voluntarias cuando llega el momento de hacer el trabajo que la tierra pide.

Los voluntarios no son profesionales, sino personas a las que les importan la comunidad y el activismo. Brian, estudiante de la universidad local, con rizos que asoman bajo su gorra de béisbol, estudia derecho y activismo medioambiental. Ahora que el COVID-19 ha golpeado la zona, Brian está gestionando las páginas de Facebook de Help Ventura County (HelpVC), o Ayuda al Municipio de Ventura.

En el huerto se cultiva la pitaya (al final de la foto), tomates, cítricos, espárragos, lechuga, berza, col rizada, remolachas y mucho más. / MAREN CLARKA muchos de los voluntarios les gusta la estructura y la satisfacción de poner su esfuerzo al servicio de la comunidad. A otros les encanta cuidar un huerto. Ethel ha sido voluntaria desde hace más de diez años y cultiva sus propias frutas y verduras en casa. Le encanta los progresos que Bob ha hecho en dos años como jardinero del Huerto de Nutrición de Mayores.

Bob sonríe y levanta las cejas con sorpresa. Una muchacha vestida con ropa deportiva baja la pendiente del huerto en dirección al busito. “¡Reilly! ¡Qué bueno verte aquí de nuevo!”

“¡Hola Bob!” dice la muchacha, “Sí tengo clase virtual ahora”.

Estudiante de segundo año de universidad, Reilly ha sido voluntaria cada verano desde que se graduó del insituto. Siempre le ha encantado hacerlo. Dice que su niñez le enseñó la importancia de ser generosa en la comunidad. “Mi madre me llevó a hacer voluntariado desde que era muy pequeña”.

Según avanza el día, Reilly trabaja en cada sección del huerto. Los voluntarios más nuevos le traen verduras y ella las limpia. También pesa y mantiene un registro del cultivo de la lechuga.

Después de pasar un año jubilado, Bob se convirtió en el jardinero del VCAAA. Casi dos años después, su esfuerzo ha servido para que todo el huerto crezca el huerto.

El huerto se expandió gracias los cuidados de Bob. Antes producía 1.588 kilos al año, pero con Bob llegó a 3.992 kilos, y sigue aumentando.

“Este año será aún mas”, dice. “La semana pasada cosechamos 363 kilos. Este lunes, 230”.

Tinas usadas para lavar la gran cantidad de lechuga. El agua les quita los bichos y refresca las hojas. / MAREN CLARKEn 2016, el VCAAA declaró que el huerto había producido 1.240 kilos de productos agrícolas. Ahora + ha alcanzado a producir un 400% de esa cantidad.

Los voluntarios llegan a las 8 de la mañana y se dirigen a la cuesta que baja desde el aparcamiento de FOODShare hasta el huerto. Toman guantes de goma para las tareas pesadas que encuentran en el asiento del conductor del busito aparcado en el ancho camino, entre las dos secciones del huerto. Los voluntarios caminan entre hileras de cultivos, montones de tierra, pilas de rastrillos y palas, para llegar a Bob, de modo que él puede decirles que pueden hacer cada día. Otros voluntarios se cruzan con los que llegan, “¿Buscas aBob? Está allí ,cerca de la esparraguera. Lleva una camisa gris”.

Si los voluntarios dejaran de ir al huerto algún día, todo el cultivo se estropearía. ¿Qué ocurrió cuando el mundo tuvo que tomar precauciones a causa del coronavirus?

Los trabajadores de FOODShare confirman que el voluntario está escaseando a lo largo de su red de ubicaciones y servicios. El 20 de marzo, el gobernador Newsom desplegó a la Guardia Nacional de California para ayudar de emergencia a los bancos de alimentos. Newsom espera que AmeriCorps y otras organizaciones y voluntarios individuales puedan relevar a la Guardia. De momento, las reservas militares han dejado educar a los niños en casa, sus trabajos civiles y sus programas formativos para cosechar, extender abono y organizar las donaciones.

Se ha convertido en algo rutinario ver a gente que lleva botas de combate y camuflaje en el huerto y alrededor del cercano edificio de FOODShare.

Entre las plantas que los reservistas van a cosechar está el yacón. “El cultivo más nuevo es este tubérculo. Tiene un tipo de azúcar no digestible. Por eso es genial para toda la gente a la que servimos ya que muchos de ellos tiene alta glucosa sanguínea”, dice Bob.

Un alto contenido de fibra y un dulzor que no eleva la glucosa sanguínea hacen que el yacón sea perfecto para controlar la diabetes, reducir el colesterol y mejorar la digestión.

Ethel mirando el huerto. / MAREN CLARK

El yacón ha aparecido en la revista de ciencias Nutrition and Diabetes por su forma especial de fructosa, que no solo contribuye con cero almidón y azúcar al cuerpo, sino que también reduce la producción de glucosa en el hígado. Bob conoce personas que han cultivado yacón alrededor de sus casas y el yacón alcanzó más de 3 metros. Es fuerte. Ahora el agua que fue utilizada para lavar y enjuagar cada lechuga sirve para regar una hilera de macetas de 120 litros a lo largo de la pared entre el huerto y el aparcamiento.

Este huerto y banco de alimentos son más integrales para la comunidad que muchos de nosotros sabemos. FOODShare declaró en marzo que 20 bancos de alimentos cerraron para prevenir el contagio del COVID-19. FOODShare inició una serie de despensas temporales para satisfacer unas necesidades que están aumentando. En esas despensas, muchas personas cargan cajas de comida en los maleteros de sus coches con manos enguantadas.

Los bancos de alimentos perdieron su mano de obra porque muchos de los voluntarios son mayores que ahora se tienen que quedar en casa. Un puesto de voluntario (asistente en el camion de reparto del pan) se anuncia en la web de FOODShare hasta que el voluntario de más de 65 años que desempeñaba el puesto pueda volver. Muchos voluntarios de los bancos de alimentos son mayores y por tanto corren más riesgo de complicaciones del coronavirus que otras personas.

Unas manos quitan las malas hierbas de la tierra rica y orgánica. Uno de los guantes de goma heavy-duty. / MAREN CLARK

El huerto da gracias por toda la ayuda que pueda conseguir. “Hay gente que está sufriendo”, explica un voluntario con el ángulo superior derecho de la mascarilla pegada a su cara por el sudor. “La necesidad de alimentos ha crecido un 150% con este cierre de la cuarentena”.

Bob y Reilly anotan el peso de las cajas de lechuga en la sombra del busito. Hablan sobre los meses que vienen.

“El verano es más divertido”.

“Claro que si. Recibes muchas más personas”, dice Reilly.

“Yo anticipo que será común cosechar 460 kilos en una semana”.

La flor de la dalia es comestible, pero Bob dice que cultivarlos “no es por su comestibilidad, sino por la belleza”.

Varian de color mucho. Las variedades que Bob eligió para el huerto solo van a aparecer cuando empiece el verano. “Por eso las ponemos en las cajas de comida. Son para la tapa de las cajas de entrega”. •