
Desde 1996, Danza Mobile es un espacio de creación que une las artes y la discapacidad intelectual. Desde su lugar de ensayo en los bajos del puente del Cristo de la Expiración de Sevilla, se alzan con el lema de la superación y toman el arte como instrumento de desarrollo personal.
La clase está llena de figuras fantásticas de alambre cubiertas con hilos de colores. Dispersos por las estanterías o colgados del techo como móviles infantiles hay dragones, pájaros y peces. De una pared anaranjada, sobresale un espejo que refleja a todos los alumnos mientras imitan los ejercicios que realiza el profesor de teatro, Arturo Parrilla. De pronto, todos se sientan al fondo del aula entre marionetas y cuadros, excepto un chico y una chica que, de espaldas a sus compañeros, se ponen unas máscaras. Ya no son ellos. Ahora son el viejo Pantalones y la seductora Colombina. Con una suave música empiezan a bailar por el escenario acercándose el uno al otro tímidamente, mirándose de un extremo a otro de la habitación, alejándose con enojo o saltando de alegría juntos. Ya no existe la palabra. Sólo el improvisado lenguaje de los gestos.
La bailarina Esmeralda Valderrama y el psicólogo Fernando Coronado comenzaron con el proyecto Danza Mobile, que nació en 1996 con la Escuela de Danza, con tal éxito que más adelante se amplió con el Centro de Creación y la Compañía Danza Mobile. “A mí siempre me llamó mucho la atención la diversidad porque pienso que los cuerpos diferentes enriquecen mucho la escena. Entonces, un amigo coreógrafo me dijo que en Madrid había una persona cuya hija con discapacidad estaba trabajando con un grupo. Así que fui a verla. Era la Escuela Psico Ballet de Maite León”, explica Esmeralda, directora de Danza Mobile. “Al llegar a Sevilla monté Danza Mobile”.
Por estas clases, donde se respira creatividad, pasan unos 90 alumnos anuales cuyas edades comprenden desde los 2 hasta los 60 años. En este centro aprenden un amplio abanico artístico con el objetivo de desarrollarse personal y profesionalmente en este ámbito. Aprenden la magia de la improvisación con el teatro, los gestos del cuerpo con la danza, la imaginación de crear un personaje en el taller de marionetas o tejer su propia ropa en las clases de textil, entre otras actividades formativas. “Mi clase favorita es fotografía. De hecho, he expuesto con varios de mis compañeros y he vendido unas cuantas obras”, comenta la alumna Carmen Candelera, sentada en el suelo de la clase de teatro con las piernas estiradas y ocultas bajo un chándal blanco. Tiene el pelo corto y castaño, con una mirada risueña tras sus gafas de metal y una sonrisa que ilumina su rostro. Lleva en Danza Mobile desde los seis años, siendo, junto con su amiga Rocío Flores, una de las primeras que entró. Ahora, que tiene 29, sigue día a día en el centro. “La escuela es una familia para mí y quiero continuar adelante con ellos y aprendiendo cosas nuevas”, dice mientras abraza fuertemente a su compañera Dania Mellado. Carmen también participa en un proyecto de convivencia organizado por Danza Mobile. En éste, varios alumnos conviven en un piso de Triana junto a un monitor de la escuela que les enseña diferentes tareas del hogar para que se valgan por sí mismos. “Yo ya sé fregar, poner la lavadora, hacer la compra y también cocinar”, enumera Carmen. “Y hago unos filetes empanados riquísimos”, dice llevándose la mano a la boca en señal de absoluta exquisitez.

Cada uno es un gran creador en la ciudad del arte. Aparte de Carmen y su talento con la cámara, está el actor y bailarín, Helliot Baeza, integrante de la Compañía de Teatro Danza Mobile. Es un joven de 28 años, alto, fuerte y de pelo moreno. Luce además una barba que perfila su cara aniñada. “Gracias al teatro he viajado a Rusia, Italia y por España. Ahora vuelvo a irme a Alemania un par de días con la Compañía José Galán de flamenco, con el que representó la obra El Aprendiz, cuenta con una sonrisa mientras mira a todos sus compañeros. “Mi sueño es conocer todo el mundo y convertirme en un bailaor profesional. Además de seguir en la escuela, que considero mi casa”, confiesa Helliot, recibiendo a continuación un fuerte aplauso de los alumnos por sus sinceras palabras. Su compañero, Luis Postigo, un chico de 26 años, de pelo rapado, gafas rectangulares y ropa holgada, quiere seguir los pasos de su mejor amigo de la escuela. “Yo deseo ser un gran bailarín, como Helliot. Entramos juntos en la escuela y somos muy buenos amigos. En un futuro me encantaría ser tan bueno como él”, confiesa tímidamente con la mirada baja. Además de su afición por el baile tienen tendencia por la pintura y la narración oral. Él, junto a su compañera Dania Mellado, van a intervenir en el cuentacuentos Los diseñadores de insectos, dirigido por la profesora Esther Yamuza e interpretado en el XI Festival Escena Mobile. Dania actuará además en la inauguración del evento con la Batucada. “Me gusta mucho la música, sobre todo tocar el xilófono. Es mi instrumento favorito”, dice esta chica de pelo rizado con una amplia sonrisa, orgullosa de su talento. “También me encantan las clases de teatro con Arturo donde hago del Doctor Pluscuamperfecto”, dice Dania poniendo la voz grave, echándose las manos a la cadera y levantando la cara seria para imitar al personaje. Sus compañeros ríen y aplauden la excelente interpretación.

En Danza Mobile, la enseñanza es un proceso mutuo. A veces, son los profesores los que toman lecciones de vida de los alumnos, como el actor y profesor de teatro, Arturo Parrilla. “El día que vengo abierto a que me rompan los esquemas es maravilloso porque con su espontaneidad, lenguaje e imaginario me hacen descubrir cosas que no veía. Es un viaje conjunto entre ellos como grupo y yo como profesor. Averiguamos juntos el camino, pero no se sabe aún cuál es, porque siempre se aporta algo nuevo”.
El talento de estos jóvenes se podrá ver del 19 de abril al 12 de mayo en el XI Festival Escena Mobile, que unirá arte y diversidad en calles y escenarios de Sevilla. Este evento cuenta con la compañía de teatro galesa Hijinx Theatre, el cuentista francés Marc Buleón y la asociación cordobesa Alas Circo Teatro, entre otros colaboradores nacionales e internacionales. Además, este año se estrena el I Certamen Coreográfico Escena Mobile de danza inclusiva, al que se presentan piezas en formato dúo con algún intérprete con discapacidad. Este espectáculo aúna la diversidad del arte junto a la discapacidad con el fin de que las diferentes compañías aprendan entre ellas y surjan nuevas amistades y proyectos que crear juntos para luchar por estos colectivos.
Cuando termina la canción, Pantalones y Colombina se despiden con la mano. Cada uno se dirige a una punta del escenario de espaldas al público. Se quitan las máscaras y se giran hacia sus compañeros que los reciben entre aplausos y vítores por la excelente improvisación. La actuación ha finalizado. Pero Danza Mobile siempre sigue en movimiento.