Corazón bilingüe

PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’

El día que entrevisté a Alberto fue inusualmente hermoso; el clima era fantástico y había una energía sobre la ciudad que aún no había experimentado. Tanto es así que ambos comentamos lo mismo. Caminamos un rato, disfrutando del tiempo, y luego nos encontramos en el parque del Turruñuelo, en el barrio sevillano de Triana.

–¿Can we find a spot en el sol, no?

Conocí a Alberto en una clase de baile en un estudio al que me había apuntado en mi primera semana en Sevilla. Antes de pasar tiempo juntos sabía que él mezclaba el vocabulario, hablando en español pero con palabras inglesas, o al revés cuando hablaba en inglés.

–Sí, me encanta el sol. ¿Dónde quieres que nos sentemos?

Encontramos un espacio libre en el césped y colocamos nuestras cosas encima para comenzar la entrevista. Nos pusimos cómodos, saqué mi cuaderno, un lápiz y la hoja con las preguntas que había escrito. Después me hizo una pregunta él a mí:

–¿Qué quieres? ¿Mi historia en inglés o en español?

Nos reímos, pero fue una pregunta sincera y le dije que debería hablar de la manera que fuera más normal y cómoda para él. Y él hablaba así, entrando y saliendo de ambos idiomas, usando las palabras donde sabía que podía encontrarlas, y cuando no encontraba las palabras, dejaba que su lenguaje corporal hablara por él. Pronto descubriría que la manera en que Alberto hablaba era una representación innegable de su historia, su crianza desde la niñez y la realidad en la sociedad en la que él vive hoy.

Yo le dije que empezase por donde quisiera, porque yo buscaba su historia y no la de sus padres. Sobre todo, yo estaba más interesada en su experiencia y cómo fue para él su primera mudanza, de Colombia a Nueva York. Su mamá, Irene, es de Medellín, que es la segunda ciudad más grande de Colombia. Medellín está ubicada en la parte más ancha de la región natural conocida como el valle de Aburra. Su papá, Manuel, es de Bogotá, la capital y la mayor ciudad de Colombia, con una población de 8 millones. Allí en Medellín, Irene estaba estudiando para ser maestra cuando conoció a Manuel en el año 1980 a través de una amiga suya. Cuando se casó con Manuel en 1985 no trabajaba, porque estaba embarazada de su primer niño, Gabriel Ramírez, y porque no tenía necesidad económica en la familia. Después de que Gabriel naciera en 1986, Irene empezó a trabajar como profesora de estudios generales en la Universidad de La Salle. Durante ese tiempo, Manuel trabajaba para una empresa de negocios. El segundo niño nació en 1993 y ese niño fue Alberto. El tercer y último hijo de Manuel e Irene, Duberio Ramírez, nació en 1995. Cuando Alberto contaba su historia, enfatizaba que su familia no necesitaba irse de Colombia por razones de violencia política, la crisis económica que ha afectado a muchas personas durante los siglos XX y XXI o por el hecho de que había una infraestructura deficiente. Sin embargo, según el Departamento Administrativo de Seguridad colombiano, entre los años 1996 y 2003 se ha registrado la emigración de 1,6 millones personas de Colombia, y la mitad de ellos migró entre los años 1999 y 2001. En el caso de la familia de Alberto, sus padres no querían irse de Colombia, pero por una oferta importante de trabajo para su padre todos migraron en el año 2000. Casos muy similares a los de la familia de Alberto ocurrieron a menudo durante el final del siglo XX y principios del siglo XXI. Eso fue porque en el año 2001 la tasa de desempleo en Colombia se duplicó y casi dos tercios de la población vivían por debajo de la línea de pobreza. Aparte de por dificultades económicas, varios millones de personas que vivían en Colombia tuvieron que buscar refugio en otras partes del país o en el extranjero a causa del conflicto entre el ejército colombiano, los paramilitares y las  guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional. Los dos eran grupos guerrilleros igualmente peligrosos que traficaban con cocaína, extorsionaban, destruían los recursos nacionales y usaban tácticas como la explotación financiera para extender sus influencias políticas. Afortunadamente, la familia de Alberto no sufrió esta violencia directamente.

Le pregunté si él recordaba la conversación entre él y sus padres cuando le dijeron que iban a emigrar, pero solo recordaba a sus padres hablando en general sobre la idea de ir en algún momento a Estados Unidos cuando pasaran los años. Por eso, cuando por fin sus padres les dijeron “vamos, chicos”, no le sorprendió. Recordada que la mudanza fue fácil porque sus padres ya tenían planes bien pensados y encontraron un apartamento muy sencillo en Westchester, Nueva York.

Aquí decidimos tomar un descanso. El sol había avanzado y decidimos que nosotros también. En este punto yo quería saber cómo fue para él tener que aprender un nuevo idioma. En 2001, cuando migraron de Colombia a Nueva York, él tenía ocho años.

–Fue muy difícil adaptarme porque no sabía el idioma. Mis padres no tuvieron muchos problemas y aprendieron, pero mi hermano mayor, que tenía 15 años, pasó una mala racha porque tuvo que dejar a sus amigos en Colombia. Para mí fue una experiencia muy shocking. No conocía a nadie y la cultura era muy diferente en comparación con la mía. Mis tradiciones iban a quedar atrás.

–¿Te acuerdas de cómo te sentiste la primera vez que viajabas en avión?

–No lo recuerdo, but it was like being on a roller coaster.

Continué haciendo preguntas sobre su primer día de escuela y las primeras dos semanas en  Nueva York, pero Alberto ya no podía acordarse.

En 2004 sus padres se divorciaron. Alberto completó su escuela secundaria y luego asistió a la Academia de Arte WCC para tocar la guitarra durante un año en 2010. En 2012 entró en el Iona College, en New Rochelle, donde obtuvo su licenciatura en Español y Latín. Durante sus cuatro años de estudio en Nueva York, recibió su licencia para ser entrenador de fútbol de la USA Soccer Association. Tras graduarse en 2012, empezó su carrera trabajando como entrenador de un equipo de su universidad, el New York Red Bulls.

Se sentía muy contento, pero quería hacer más y mejorar sus conocimientos como entrenador. Entonces conjuró un plan para lograrlo. Viajó como turista a Sevilla el 8 de diciembre de 2018 y se ofreció a enseñar inglés en una escuela de Español-Inglés en Huelva para que lo patrocinaran para quedarse en Sevilla. Felizmente le ofrecieron un contrato para que pudiera solicitar la residencia en España. Tenía que obtener el contrato para poder solicitar la tarjeta de residencia y para que pudiera tener el derecho a solicitar la licencia de entrenador profesional de fútbol español. En poco tiempo tuvo éxito en hacer todo eso.

Wow, que rápido. ¿Y ahora estás en el programa de fútbol?

–No, empiezo en noviembre. Ahora estoy trabajando en la escuela y tratando de convencerme de que esta fue la mejor opción para mí.

Yo podía ver en su cara que no estaba seguro. Echaba de menos a su madre y a su hermano, y no le ayudaba el hecho de que toda su familia quería que volviera a su casa en Nueva York. Alberto sabe qué quiere hacer, pero es difícil lograrlo solo y sin su familia. Habla con los suyos casi todas las semanas, y está decidido a quedarse y terminar lo que vino a hacer a Sevilla.

The sun moved again, ¿nos podemos mover?

En ese momento paramos y me di cuenta de algo simbólico sobre el movimiento físico que había sucedido durante el transcurso de la entrevista; recogimos nuestras cosas fácilmente para movernos de sitio cada vez que el sol se había ido, y creíamos que el próximo lugar con sol sería el mejor. La migración se resume en esta sencilla imagen. Aunque sé que el acto en sí es más difícil de lo que pueda imaginar.