Más amor

Si Drácula está en su forma más poderosa durante Halloween, Jasmine Dean, también conocida como el vampiro, tiene el día de San Valentín para ser plenamente ella misma.

Los exámenes parciales empiezan hoy y la cafetería se encuentra extrañamente en silencio. Los cuadernos ocupan las mesas y un aire de preocupación ensombrece la cara de los estudiantes. Pero ni el cielo nublado, a juego con la atmósfera del día, ha conseguido acallar una voz. “¡Os vais a morir, os lo juuuro!” declara una chica a voz en grito, mientras golpea la mesa con unas manos de uñas pintadas con corazones pequeñitos. El retrato de Jasmine tendrá hoy más emoción que de costumbre, porque es el día de San Valentín, “¡El día más bonito del año, por supuesto!” Si no conoces a Jasmine, y probablemente tú sí, seguro que la has visto contado a gritos alguna historia en la cafetería, riendo demasiado alto en la biblioteca o bailando. Siempre bailando.

Su clase empezó hace dos minutos, pero su historia acaba de comenzar también, y nadie en el grupo que la rodea va a recordárselo. Jasmine es el sol que este día necesita y los planetas están atrapados en su fuerza de gravedad, manteniéndolos alejados de sus propias clases y de la montaña de papeles amontonadas sobre las mesas, enfadados con esta nueva rival. La fuerza de Jasmine se extiende hacia afuera según entran más personas en la abarrotada cafetería, con una de cada dos personas apareciendo como si fuera uno de sus mejores amigos. Un chico pasa ante su mirada por las mesas del otro lado. “¡Chiiico! ¡Ven aquí! ¿Dónde has estado guapo?”; otra pausa en la historia para darse un abrazo de haber estado mucho tiempo separados; dos días para ser exactos. Esta escena se repite dos veces más antes del fin de su historia. Famosa, no, pero ella quiere serlo. Su escenario de hoy podría ser más “¡Súper chulo chica!”, pero a su disfraz no le falta nada. Unas gafas de sol con forma de corazón reflejan las sonrisas que ha ido provocando a su alrededor, y la camiseta exige: “Más amor” de todos, una queja de toda la vida de alguien que siempre dá más.

La mañana de este día tan importante, se ha levantado muy temprano, a las diez, con amor en su corazón y diez bolsas de regalos en su mochila, listas para los afortunados. Los demás estarán bendecidos con su presencia y un chupachupas. Muy pronto, incluso los trabajadores de la cafetería tendrán la lengua roja.

–“Jasmine, tienes que ir a clase”, le dice su amiga dándole un golpecito a su reloj.

–“Ufff, descansa chica, salgo muy pronto”.

Una mirada, mitad acusatoria y mitad suplicante, se encuentra con los ojos en blanco de Jasmine.

–“Okaaay, ya me voy. ¡Los quiero a todos!” dice Jasmine, mientras se cuelga una brillante mochila amarilla al hombro y se dá la vuelta con una sacudida de pelo.

“Debería irme también…” otras mascullan, recogiendo sus cosas. “…Sí, yo también, tengo muchos deberes”. El grupo se disipa lentamente y la cafetería se queda atrás en silencio. Los papeles suspiran con alivio y las miradas preocupadas regresan a sus cuadernos, más relajados ahora sin el espectáculo unipersonal femenino como el primer acto a sus exámenes. Solo quedan unos envoltorios de chupachupas mientras el encantamiento de Cupido pasa con una cabeza de rizos magentas, saltando en la distancia.