
photo: Estela Navascues gana el Campeonato de España de Maratón 2013 en San Sebastián. / FOTORUNNERS
A DIFERENCIA DE OTROS DEPORTES, PARA CORRER NO SE NECESITA MUCHO EQUIPAJE, SÓLO UN BUEN PAR DE ZAPATILLAS, ROPA CÓMODA Y MUCHA DETERMINACIÓN. CADA CORREDOR ELIGE LA DISTANCIA QUE QUIERE RECORRER DE ACUERDO CON SU CAPACIDAD FÍSICA, AUNQUE PARA LLEGAR A CORRER DISTANCIAS LARGAS HAY QUE DEDICAR TIEMPO Y TENER BASTAN – TE MOTIVACIÓN. EL PASADO 20 DE FEBRERO DE 2016, UNOS 13.160 PARTICIPANTES CORRIERON EN LA MARATÓN DE SEVILLA. AUNQUE SÓLO 10.805 LLEGARON A META. ÉSTA ES LA HISTORIA DE CINCO PERSONAS QUE, DIRECTA O INDIRECTAMENTE, PARTICIPARON.
FASE 1. MOTIVACIÓN
En una maratón, lo que distingue a cada corredor es aquello a lo que tiene que vencer antes de la misma carrera. No sólo hay que tener una determina – da preparación física; aún es más importante tener un propósito que ayude al atleta desde el comienzo de su preparación hasta el final de la carrera.
“Si tienes un objetivo y la mente enfocada en algo, lo vas a conseguir. Cuando yo empecé a correr de niño, mi ilusión era ir a unos juegos olímpicos y hasta que no fui, no descansé. Con trabajo, esfuerzo y dedicación, al final llegas”. Así recuerda Abel Antón (1962), dos veces campeón del mundo de Maratón, cómo solía afrontar sus carreras.
Antón, que había sido corredor olímpico de 5.000 y 10.000 metros –distancia en la que fue campeón de Europa– decidió dar el salto a la máxima distancia a partir de su victoria en la Maratón de Berlín de 1996. Al año siguiente, ganó en Atenas su primer campeonato del mundo.
Convertido ya en orgullo nacional para los españoles, en 1999 Antón volvió a ser campeón del mundo en Sevilla, donde logró además clasifi – carse para correr la maratón en las Olimpiadas de 2000, en Sídney. Esa sería su última carrera como corredor profesional. “Antes, cuando estaba en la élite y me preparaba para una maratón, sufría entrenando. Pero cuando llegaba a la competición, era al revés, porque lo disfrutaba. Sin embargo ahora, disfruto entrenando y también compitiendo. Me considero uno más entre todos”.
Antón, que sigue participando en carreras populares y está muy involucrado con el deporte profesional, imparte charlas de motivación, es propietario de una tienda deportiva y entrena a la atleta Estela Navascués (35).
foto: images of Alberto Rodríguez after completing the 2016 Seville Marathon. / COURTESY OF ALBERTO RODRÍGUEZ
FASE 2 – LA SALIDA
El domingo, 20 de febrero de 2016, Sevilla amanece con día claro y algo fresco. A las 7:30, las calles empiezan a llenarse de espectadores muy abrigados, algunos portando carteles. Los hay que vienen en grupo –quizás son familiares o amigos– y otros que vienen solos; todos con la intención de animar a los corredores.
A las 8:20, los corredores deben dirigirse a la línea de salida, situada en la avenida de Carlos III, para buscar un lugar que les proporcione un buen comienzo.
Por fin, a las 8:30, se oye el disparo de salida y comienza la carrera. Corren hombro con hombro; todos tratan de despegarse para tomar rápidamente una posición favorable entre la multitud. Poco a poco, el público puede notar quien está en la ruta.
Desde el principio, Estela, que se ha preparado rigurosamente para aguantar bien la carrera, mantiene la mente fija en su objetivo: clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. “La maratón de Sevilla fue una gran oportunidad porque es una de las mejores que existen en España”, comentará luego Estela que logró su meta llegando en tercer lugar con un tiempo de 2h 32’ 49”.
foto: Abel antón cruza la meta como campeón del mundo de Maratón en Sevilla, 1999. / OLYMPIA WEB
Estela entiende el deporte como una auténtica filosofía de vida: “No sólo he logrado ser una mejor persona, sino que también he aprendido a reconocer lo que de verdad quiero: concentrarme en mí misma y en mis objetivos, sin distraerme ni mirar a nadie más; siendo un espejo de mí misma”.
FASE 3 – MITAD DEL RECORRIDO
De pronto, miras a izquierda y derecha; sólo estáis tú y un par de espectadores, mientras te acercas a la avenida Ada. Ya debes haber encontrado un ritmo que tendrás que mantener a lo largo de los más de 20 kilómetros que aún faltan. Te sientes solo, agotado, y la mente se inunda de un montón de pensamientos.
Lucía, que hoy es aficionada a las carreras populares pero en su día fue atleta semi-profesional en categorías inferiores, entiende bien la rigurosidad del entrenamiento y la dinámica de la carrera. “Algo importante que aprendí charlando conmigo misma mientras corría es que, cuando te duele todo, cuando piensas que ya no puedes continuar, cuando ya quieres tirar la toalla, simplemente debes seguir poquito a poco, pasito a paso, pensado nada más que en lo que estás haciendo. Es esencial tener buena técnica de carrera”.
Aunque durante varios años dejó de correr, Lucía ha retomado el deporte con tanto entusiasmo que incluso se le nota en la voz cada vez que habla de ello. Consciente de que en una ciudad como Sevilla, en la que existe un porcentaje alto de personas mayores, es importante estimular la actividad física para mantenerse ágil y vivir mejor, Lucía tiene un estudio de Pilates en la calle Antonio Machín del barrio de la Macarena.
“Correr te enseña a vivir, a disfrutar de cosas que no tienen precio. Te enseña a depender de ti misma, sin temerle a nada, simplemente apreciando lo que te rodea”, explica Lucía con sonrisa satisfecha. “No tengo ningún objetivo de correr tal distancia ni hacer tal marca. Es cierto que las piernas sufren pero, sobre todo, yo corro por disfrutar”.
FASE 4 – ETAPA DE TRANSICIÓN
Hay un dicho muy adecuado para esta fase de la maratón que dice que ‘después de la tormenta viene la calma’, ya que intentas evitar el cansancio de tus piernas al darte cuenta de que ahora que has llegado tan lejos, no puedes rendirte. Después de una etapa agotadora mental y físicamente, llega un punto en el que todo empieza a tener sentido otra vez. La distancia y el ritmo van aumentando. Regresan los sentidos ya que los corredores empiezan a notar de nuevo el aliento, los aplausos y la belleza de la Plaza de España, que en la maratón de Sevilla llega justo en el kilómetro 36.
“Había alguien delante de mí que tenía más ritmo que yo. Pensaba que no iba a poder correr a ese paso, pero me puse a intentarlo y lo cogí. Fue a partir de ese momento que empecé a esforzarme por aumentar mi ritmo”, explica David Florindo del Corral, profesor de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla. David asumió como un reto espontáneo correr una maratón, intentando completar la de este año en Sevilla, probando su capacidad física y mental, sin haber antes entrenado para un evento así. “El año pasa – do, ya me lo planteé, pero no llegué a participar, y este año lo decidí el día antes”, comenta David.
“Yo me considero un corredor de nivel me – dio. No tengo una preparación especial. Tam – poco me preocupo por tener marcas. Yo corro para distraerme y desestresarme”, concluye con voz calmada David, que dedica bastante tiempo al trabajo y necesita una actividad que le sirva de escape y le vaya bien a su carácter.
FASE 5 – LA META
Seas o no sevillano, sabes muy bien que cuando llegas al Puente de la Barqueta, por fin has en – trado en la última fase de la maratón. Los 214 metros de su magnífico arco metálico son la confirmación de que ya has alcanzado los 40 ki – lómetros. La ayuda del público, que con emoción te extiende la mano y te motiva –“¡Vamos! ¡Tú puedes! ¡Buen trabajo!”– es también muy valio – sa. Aunque no lo creas, esos desconocidos que con tantas ganas te animan están genuinamente orgullosos del recorrido que has hecho.
“La maratón pulsa el botón de un estímulo interior que te hace preguntarte si puedes o no lograrlo. Y la respuesta adecuada es, ¡por supuesto que sí! Así que, en el momento que estás llegando al kilómetro 42, dices ‘Ya está, ya has pasado al otro lado’”. Así se expresa Alberto Rodríguez (55) sobre su experiencia maratoniana. Padre de familia y corredor principiante de la ciudad de Mérida en México, el 20 de febrero se encontraba por motivos de trabajo en Sevilla, coincidiendo por suerte con la maratón, en la que pudo participar. “Mi vida siempre ha estado marcada por los objetivos, así que me dije ‘en un año estarás corriendo una maratón’. Es la sensación de varios retos; no sólo el de cubrir la distancia, sino el de alcanzar un objetivo y también vencer tus propios demonios”. A pesar de sólo haber empezado a correr hace un año y aunque quizá no tenga la misma agilidad o experiencia deportiva que los demás corredores, las propias experiencias de su vida le han enseñado a ser un atleta resistente. Alberto asegura que éste sólo es el principio de su vida como atleta aficionado y que le gustaría correr otros maratones en el futuro.
Atletas retirados, profesionales, semiprofesionales, de nivel intermedio o principiantes; en la maratón no existen fronteras, y todos los que la corren comparten una misma pasión. •