Una soluciona perfecta

Bubbles World Project. Samaná, República Dominicana, 2004 / ANTONIO PÉREZ

El fotógrafo Antonio Pérez Gil usa solamente jabón y una cámara para crear su cautivador proyecto BubblesWorld, que muestra niños de varios lugares del mundo jugando con pompas de jabón en sus comunidades respectivas.Este proyecto, sencillo y personal, es una reflexión sentida sobre la belleza universal de la infancia, a pesar de la disparidad de la distintas condiciones de vida.  

EN AKKA, un pueblecito en mitad del desierto en el sur de Marruecos, las fronteras se abren. De pronto, me di cuenta de que una frontera puede derribarse usando un idioma muy simple y universal”, cuenta Antonio Pérez recordando la primera vez que se acercó a un grupo de niños con un mecanismo casero para hacer pompas de jabón y una jarra de detergente. En ese momento, no pensaba en sacar fotografías, sino solamente en establecer una conexión.

Antonio Pérez Gil nació en Madrid en 1970, y ahora es profesor y fotógrafo profesional y vive en Sevilla, España. De 1998 hasta hoy, BubblesWorld ha documentado niños de 46 países disfrutando entre un montón de pompas de jabón. En 2009, se publicaron 12 imágenes de BubblesWorld en el calendario de Caja Navarra, con un premio de 3.000 euros. A pesar de contar con una gran variedad de premios y publicaciones en revistas, incluyendo el premio Andalucía en las categorías de Arte y Deporte (2008) y el premio Migraciones (2007), este trabajo en desarrollo tiene unos orígenes muy sencillos.

Proyecto de BubblesWorld: Rabat, Marruecos. 2004. /  ANTONIO PÉREZ GIL

“Este proyecto ha sido una fuerza motriz en mi vida”, dice Antonio. Cuando se dio cuenta del “efecto terapéutico y unificador” que tenían sus pompas de jabón, Antonio empezó a viajar por el mundo con su perfeccionado lote de avíos. “He aprendido que es un proceso; algunas veces necesitas encontrar un punto de partida, por ejemplo cantando una canción que los niños conozcan, o recitando algo”, continua. “Otras veces, estaba solo en la calle haciendo pompas de jabón y, en diez minutos, aparecían niños como de la nada”.

En acción, Antonio es un maestro de la multitarea hasta la médula. Cuando está trabajando, llena su mecanismo casero de jabón a la perfección mientras charla con la gente en su idioma nativo sacando fotos continuamente.

“Yo disfruto rodeado de niños y de personas de todas las edades”, dice. “Todo el mundo lo pasa muy bien. Es algo muy sencillo, a la vez que científicamente perfecto y efímero, la forma en que se transforma constantemente, casi como una ilusión…” Caminando marcha atrás por las calles empedradas de Hebrón, Palestina, su paso es firme. Los niños saltan y intentan atrapar las pompas que flotan en el aire; Antonio reajusta constantemente el ángulo, la exposición y el enfoque de su cámara digital, tomando rápidas ráfagas de fotos para capturar una acción completa. La gente que pasa por la calle no puede evitar detenerse a observar, incapaces de ocultar una sonrisa.

A pesar de la simplicidad y la inocencia del concepto, BubblesWorld rara vez se lleva a cabo sin enfrentarse a unas dificultades muy particulares. Cuando Antonio llega a un país nuevo, suele llamar la atención del personal de aduanas por el gran frasco lleno de solución desconocida de detergente que lleva. Una vez, los agentes de seguridad del aeropuerto de Tel Aviv le interrogaron inmediatamente a causa de algunas preocupaciones suscitadas en torno al preparado en cuestión. Anticipándose al escrutinio, sacó su ordenador para enseñarles las fotos de su colección BubblesWorld. Aunque va totalmente en contra de las normas aeroportuarias, su bote de seis litros de burbujas aún no ha sido confiscado nunca.

Tras conseguir pasar la aduana, se presenta otro obstáculo. Dependiendo de la temperatura de cada posible escenario de trabajo, Antonio tiene una receta precisa y estudiada para su jabón. Sólo detergente no es suficiente para producir pompas de jabón óptimas en climas de excesivo calor, frío o humedad. “Si estás en un sitio con nieve y hace mucho frío, la pompa explota muy rápidamente porque las partículas se cristalizan”, explica Antonio. “Para combatir las dificultades de los cambios de temperatura, mezcló seis litros de Fairy con azúcar o vaselina, según las circunstancias”. Antonio fabrica también sus propios mecanismos de pompas a partir de objetos domésticos que no pueden encontrarse en muchos de los sitios donde toma sus fotografías, lo que provoca más dificultades.

Uno de los recuerdos más vívidos que conserva Antonio es de 2004, cuando pasó ocho semanas en Puerto Príncipe, Haití, tomando fotografías para una corporación andaluza para ayudarlos a destinar fondos a proyectos de ayuda extranjera. Le han contratado frecuentemente para documentar la pobreza de comunidades en desarrollo o países devastados por la guerra; Antonio alivia el estrés sacando fotos desenfadadas y jugando con los niños de la ciudad.

Proyecto de BubblesWorld: Hakone, Japón. 2009. / ANTONIO PÉREZ GIL

“Muchas veces, me he dado cuenta de que cuando estás rodeado de situaciones muy duras o de mucha tristeza, es muy difícil interiorizar la desesperación. Suelen encargarme hacer fotos en comunidades con dificultades económicas, en entornos de guerra, de adversidad; tengo que buscar una salida creativa. En mi tiempo libre, usaba BubblesWorld como terapia personal”, dice Antonio. En lugares como Haití, donde en ese momento solamente el 50 por ciento de la población tenía acceso a agua potable y más del 80 por ciento no tenía acceso a servicios sanitarios, es muy fácil perder la esperanza. Con una cantidad tan grande de la población joven sin acceso a una educación o huérfana, lo único que parece tener sentido es centrarse en los niños.

“La gran mayoría de veces, cuando me embarco en proyectos fotográficos para corporaciones grandes u organismos gubernamentales, siento como si estuviera recibiendo más de lo que podría dar, tanto en lo relativo al conocimiento como a las nuevas amistades, al amor. Me siento lleno después de aprender y experimentar culturas nuevas” dice, describiendo la necesidad de devolver algo a las comunidades que fotografía. Para Antonio, BubblesWorld se ha convertido en una fuente de alivio, una bocanada de aire fresco, por no mencionar que es una excusa perfecta para ir de vacaciones.

Mirando las fotos de BubblesWorld, esta colección internacional de rostros adolescentes ávidos de más pompas de jabón encarna sin necesidad de palabras la universalidad de la alegría de la juventud. El niño que salta para explotar una pompa en Accra, Ghana, no se distingue del que lo hace en Hakone, Japón.

Proyecto de BubblesWorld: Harar, Etiopía. 2010. / ANTONIO PÉREZ GIL

Antonio, el fotógrafo transformado en defensor de la humanidad, sonríe para sí. ¿Cómo podría elegir solamente una historia para resumir una experiencia, un proyecto, una pasión que ha abarcado más de 10 años, 46 países, incontables comunidades y miles de pompas? “No es una idea especial”, admite, “ni es una idea fantástica, ni es una idea que vaya a cambiar el mundo. Pero es sencilla, y es importante para mí, y para la gente con la que trabajo”.