
foto: Albures atrapados por Andrés al paso del río Guadalquivir por Coria del Río / ALEX TOWNE
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LOS PESCADORES SEVILLANOS Y SU LUCHA POR PERMANECER A FLOTE DURANTE LA TORMENTA ECONÓMICA EN ESPAÑA.
NO NECESITAMOS INTERNET para saber que España es conocida por su marisco. El pescado frito es una especialidad en Andalucía, sobre todo en ciudades con puertos como Cádiz, Málaga y Sevilla. Debido a su ubicación en la costa del mar Mediterráneo y del Océano Atlántico, la pesca tiene un papel muy importante en la economía española. Quería ver qué pensaba la gente sobre esta actividad, una de las más antiguas maneras de cazar y recolectar comida, en relación con la lucha por el éxito económico en tiempos de crisis.
FUI A UN PEQUEÑO PUEBLO PESQUERO situado a media hora de Sevilla para hacerme bien la idea. Coria del Río está 15 kilómetros al sur de la ciudad y tiene 29.000 habitantes; ciudad pequeña comparándola con Sevilla la cual tiene 702.000. Está situada justo al lado del río Guadalquivir y consta de una abundante cantidad de barcos pesqueros a lo largo de sus fangosas orillas. Tras llegar y encontrarme a un grupo de hombres mayores riñendo, me indicaron en dirección a los pescaderos.
A SÓLO UN PEQUEÑO PASEO DEL RÍO, había dos comerciantes de pescado, cada uno vendiendo su propia mercancía. Uno vendía pescado y, el otro, gambas. Me acerqué al hombre, de nombre Andrés, que vendía albures. Parecía robusto y muy trabajador con sus botas de pescar y la camisa blanca desgastada remetida por los pantalones. Aunque era reacio a hablar, finalmente contestó a unas cuantas preguntas. Frente a él, había un carro con 25 peces pescados ese día. Me explicó que, con un carro lleno de pescado, normalmente ganaba entre 80 y 90 euros pero, últimamente, no era capaz de vender tanto.
DEBIDO A LA CRISIS ECONÓMICA, la venta de pescado ha ido descendiendo en España. Andrés suele vender la mitad o tres cuartas partes del pescado y el resto tiene que tirarlo. “Es que ahora hay crisis y no se vende”, dice. Andrés, hombre de pocas palabras, expresa en una frase lo que todos los pescadores de España han estado cavilando los últimos años.
SEGúN EL PERFIL ECONÓMICO DE ESPAÑA de la OCDE, el crecimiento anual del valor real añadido por la agricultura, la silvicultura y la pesca fue del 7% en 2007 mientras que, al año siguiente, descendió a un 2,7%, manteniéndose a flote entre el estancamiento y el declive. Aunque no es visible desde la superficie, este problema está dañando la economía española, casi imperceptiblemente, como la lucha diaria del pescador para vender la mitad de su captura. El problema no está en el pescado en sí sino en la falta de fondo para comprarlo. Es obvio que el pescado es popular en restaurantes y bares de tapas de toda España pero, ¿qué importa eso si la gente no puede permitírselo?
OFICIALMENTE, ESPAÑA ENTRÓ EN RECESIÓN EN EL AÑO 2009 y, desde entonces, ha estado luchando para recuperarse. Aunque el problema abarca mucho más que la pesca, este sector juega un papel vital en la economía española. Según Eurostat, en términos de tonelaje, la flota pesquera española es, con diferencia, la más grande (415.000 toneladas brutas) y es al menos dos veces mayor que las flotas de Reino Unido, Italia y Francia. El tamaño de la flota española es testimonio de su importancia en la cultura y en la economía. Pero el desempleo se encuentra en niveles récord desde abril de 2013, alcanzando un 29,16%. Debido a la imposibilidad de encontrar trabajo, la gente lucha por mantener los empleos que ya tienen, incluyendo los pescadores.
“HAY MUCHA GENTE EN ESPAÑA que tiene que pescar para comer”, afirma Luis Vega, un pescador sevillano. Hace buen día, lo cual da lugar a mucha actividad bajo el puente de Triana. Sin embargo, Luis lleva una sudadera blanca y vaqueros para combatir la sombra ominosa del puente. Cuando pregunté a Luis sobre las dificultades de pescar, simplemente dijo: “Todo es cuestión de paciencia”. Estas palabras definen a la perfección la mentalidad del pescador. De todos con los que hablé, ninguno parecía estar preocupado por nada. Tal vez deberían estarlo, teniendo en cuenta la situación actual de España. Si fuera por la actitud de la gente con la que tuve la oportunidad de hablar junto al río, no tendríamos ni idea de la crisis económica.
SEGúN LUIS y otros, la mayoría de los pescadores del Guadalquivir pescan por entretenimiento, en contraste con los de Coria del Río. Él ha pescado durante más de 15 años y, ahora, incluso trae a su hijo también, siguiendo la tradición familiar. Afirma que, en un día bueno, puede llegar a pescar entre 12 y 15 peces durante 6 o 7 horas. Pero todo depende de la caña y la habilidad del pescador, lo cual es bastante variable. Desde niños pequeños a personas mayores pescan a lo largo del Guadalquivir para escapar y relajarse. Pescan por placer, no por trabajo. Casi parece una evasión de la realidad, que realmente simboliza algo más significativo.
DE HECHO, los ríos siempre han sido símbolos de los sueños. Las primeras civilizaciones se establecieron en torno a masas de agua. Las ciudades más grandes del mundo están situadas cerca de océanos, lagos y ríos porque la gente vive de la tierra. Encarnan la ciudad y la ciudad los encarna a ellos. Sevilla, fundada hace 3.000 años por los fenicios y otros pueblos atraídos por su puerto natural, no es una excepción. Algunos de los mejores lugares de la ciudad se encuentran junto al Guadalquivir, donde florece la cultura. En cierto sentido, la vida es como un río: empieza como un chorrito y, poco a poco, crece convirtiéndose en una masa más grande. Tiene ascensos y descensos pero sigue fluyendo continuamente y, en algún momento, termina en el océano. En palabras del poeta español Jorge Manrique: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir”.
PESCAR es mucho más que una manera de recolectar alimento: pescar es una forma de relajarse y escapar de la realidad. Tras hablar con varios pescadores que pescan tanto por deporte como trabajo, creo que pescar es un indicio del modo de pensar andaluz. A pesar de la crisis económica y el paro a niveles de récord, la gente no se obsesiona con ello. Cuando pregunté a Andrés si tenía sueños para el futuro, él sólo dijo que su único sueño era seguir trabajando. Siempre esperamos que la gente diga que quiere hacerse rica, o irse lejos, a un lugar mejor, pero hay algo diferente en los pescadores. Es difícil no admirar la dedicación de Andrés a su trabajo y su amor por la pesca. Si él es fiel muestra de la comunidad de pescadores de Sevilla, creo que podemos decir sin temor a equivocarnos que la corriente fluye en la dirección correcta.