Cinco años de sueños rotos

foto: Jose Ignacio Díaz Carvajal / LEAH CHANNAS

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UN PSICOTERAPEUTA Y UNA PACIENTE CON UN DESORDEN DEL SUEÑO DAN CLAVES SOBRE CÓMO LA CRISIS HA AFECTADO A LA SALUD MENTAL Y RECOMIENDAN UNA MANERA DE AFRONTAR LOS PROBLEMAS: ACEPTAR Y DISFRUTAR LO QUE SE TIENE.

SE PUEDE VER EN TODA ESPAÑA: ojos cansados y gente agotada de otro día sin trabajo, otro día sin encontrar una manera de alimentar a sus hijos, otro día sin un techo sobre sus cabezas. La crisis económica ha invadido el país los últimos cinco años y ha pasado a ser algo más que el tema de asombrosos dilemas económicos: ahora es la fuente que se esconde tras unas consecuencias sobrecogedoras para la salud mental.

UN INCREMENTO DEL 1% en las tasas de desempleo nacionales provoca un aumento del 0,8% en el número de suicidios en Europa, según Glenis Willmott, copresidenta del Grupo de Trabajo de Salud del Comité de Medioambiente, Salud Pública y Seguridad Alimenticia del Parlamento Europeo. Con la tasa de desempleo en España en un horrible 26.9% en mayo de 2013, el país se enfrenta a graves problemas de salud mental.

LOS EFECTOS NEGATIVOS DE LA CRISIS en salud mental no han sorprendido a José Ignacio Díaz Carvajal. Este psicoterapeuta ha visto los efectos de la crisis dibujados en los rostros de sus pacientes a medida que llegaban a su consulta de la calle Ximénez de Enciso de Sevilla, una vez tras otra, luchando por encontrar lo más importante en medio de todo este caos: esperanza.

“EN LA SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL, hay una desesperanza debida a que la gente no es capaz de encontrar soluciones a sus problemas. No tienen trabajo, no tienen casa, tienen que vivir con sus padres y no hay posibilidades de encontrar otro trabajo en un futuro próximo, lo cual crea problemas en sus matrimonios, problemas con sus parejas y problemas con sus hijos. Éstas son unas situaciones enormemente graves actualmente, especialmente cuando un niño pasa hambre”, dice Ignacio Díaz, con sus pequeños anteojos ampliando su expresión seria. Gesticula con las manos al hablar, moviéndolas adelante y atrás para enfatizar ciertos puntos, sentado en una butaca de rayas azul marino en un rincón de su consulta.

ESTE PSIQUIATRA Y PSICÓLOGO lo ha visto todo. Sus pacientes llegan con diferentes problemas mentales, como aquellos que luchan contra fobias, obsesiones e histeria. Muchos de sus pacientes sufren depresión, un problema que él cree que continuará extendiéndose rápidamente a medida que la crisis continúe afectando a la gente. “Estas personas tienen un grado de depresión que no es depresión clínica pero lo parece porque ahora tienen que enfrentarse a más situaciones problemáticas a causa de la crisis”, comenta Ignacio.

ASÍ QUE, ¿QUé HACE éL POR LAS PERSONAS que van a su consulta? “Mucho de lo que hago es analizar, ya que soy psicoanalista, pero también incluyo técnicas que no son de psicoanálisis. También aconsejo a mis pacientes. A veces, un consejo es mejor para aquellos que necesitan un pequeño empujón para cambiar sus vidas”, dice.

LAS TéCNICAS QUE USA VARÍAN dependiendo de cada paciente, dado que algunos de los problemas que ha visto son hereditarios mientras que otros son mecanismos de defensa producto de una experiencia traumática, como la crisis actual.

LOLA MARCHENA, sin embargo, es una de las afortunadas que no se ha visto afectada significativamente por la crisis de la que es testigo todos los días. Tiene un trabajo que le encanta en el Juzgado de lo Social, donde se ocupa de casos de despidos laborales y clausura de negocios. Dice que no hay nada que le provoque mucho estrés en su vida o a lo que la crisis pudiera afectar seriamente, como tener hijos. Está contenta con su vida salvo por una cosa: su desorden del sueño; un problema mental hereditario compartido con su madre que ha padecido durante muchos años.

“DE HECHO, YA DORMÍA MAL ANTES DE LA CRISIS, así que estoy segura de que este problema no es resultado de la crisis. La crisis es algo que me produce relativamente poco estrés ya que no tengo hijos ni responsabilidades económicas serias, así que me afecta pero no es un motivo de estrés”, dice Lola, sentada en una mesa del bar La Marañuela con un traje de chaqueta negro y el pelo peinado hacia atrás en un moño. Parece segura de sí misma y muy profesional; una mujer de la que la mayoría no imaginaría que lucha contra un desorden neurológico. Pero Lola no va a permitir que su problema del sueño controle su vida y dice que ha mejorado mucho desde que recibió tratamiento por primera vez en un hospital privado. Uno de los tratamientos que ha ayudado es el uso de melatonina, una hormona que influye en el ciclo sueño-vigilia de los humanos.

“UNO DE MIS TRATAMIENTOS es una solución cognitiva muy conocida, la melatonina, que indica a mi cuerpo cuándo es de noche y cuándo se ha acabado el día”, dice Lola, que volverá al hospital en enero para una revisión de sus progresos.

A PESAR DE QUE SU DESORDEN DEL SUEÑO afecta literalmente a sus sueños, Lola se resiste a permitir que afecte a los sueños que tiene para su vida. Ahora mismo, está bastante satisfecha con la vida que lleva. “Tengo un trabajo que me encanta. Me he preparado para ello y, en España, es difícil tener un trabajo para el cual te has preparado. Es un trabajo cualificado que tiene un considerable nivel de responsabilidad y me gusta mucho”, dice Lola, esbozando una sonrisa de confianza en su cara.

LA ACTITUD POSITIVA DE LOLA, a pesar de los desafíos a los que se ha enfrentado debido a su incapacidad para dormir, es justo la actitud que Ignacio recomienda para los afectados por desórdenes de salud mental. Lola no mira hacia el futuro con ansiedad; vive el presente y es consciente de que le encanta lo que está haciendo con su vida.

“ES IMPORTANTE VIVIR EN EL PRESENTE”, dice el psicoterapeuta. “Muchas personas están obsesionadas con las cosas de su pasado que no pueden cambiar o se centran en la búsqueda de un nuevo trabajo en el futuro, cuando en realidad lo que necesitan es vivir en el presente. Yo le digo a la gente que disfrute de lo que tiene y que lo acepte y eso les ayuda a simplificar su realidad y a sufrir menos con las cosas que no pueden cambiar. La gente necesita disfrutar lo que tiene”.