En Europa he conocido a chinos muy ocupados: la vida de Liu

Cecilia Tan
Las hijas de Liu, en su tienda de Sevilla.

PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’

China es el país más poblado del mundo, con más de 1.390 millones de habitantes. Ya estoy acostumbrada a ver y escuchar a chinos en todo el mundo, especialmente en las metrópolis. Sin embargo, muchos de ellos sólo son turistas de viaje. Desde luego, los chinos son buenos en los negocios y ganando dinero, y hay muchos que están abriendo resturantes, tiendas y otras empresas en el extranjero.

Sevilla es una ciudad famosa por su mezcla de culturas. Sin embargo, comparada con ciudades como Madrid o Barcelona, Sevilla no es una ciudad de la que se sepa mucho en China. Especialmente, pienso en cómo a los chinos nos fascinan las metrópolis. Me sorprendió mucho cuando me di cuenta de que hay tiendas de chinos en Sevilla. ¿Cómo es su vida? La mejor manera de conocer la respuesta es entrevistarlos.

Por suerte, los chinos de Sevilla con los que he hablado han sido muy amables conmigo y les ha gustado ayudarme. En este reportaje me centro en la historia del señor Liu, que lleva casi 20 años viviendo en Sevilla y tiene aquí dos tiendas. Además, he entrevistado a su hija, que tiene 20 años como yo, y que ahora ayuda a su padre a cuidar una tienda y a sus hermanos. Voy a contar la vida de Liu en tres partes: su vida antes y después de 1999, y su vida ahora, para que ofrecer una visión más completa de la vida de un inmigrante como él.

Su vida antes de 1999

Casi todos los chinos que abren tiendas en España son de Qingtian, un condado montañoso ubicado en el sudeste de la provincia de Zhejiang. Colinda con el río Ou y es un lugar famoso por el desarrollo de su economía. En China, las personas que son de Zhejiang tienen rasgos distintivos. Son buenos para hacer negocios. Por ejemplo, la empresa Alibaba está basada aquí. Qingtian se escribe en chino como 青田. 青, Qing, representa el color verde; 田, Tian, significa la tierra. La Tierra Verde. No es difícil de imaginar que Qingtian es un lugar fértil y muy apto para la agricultura.

Cerca de Qingtian se encuentra Wenzhou, famosa por su venta al por mayor de productos pequeños y su bajo precio. Hay muchas fábricas en la ciudad que producen casi todo lo que puedas imaginar, desde teléfonos hasta percheros y bolígrafos. Los productos fabricados en Qingtian se venden a varias ciudades y condados de China, y se exportan a todo el mundo. La mayoría de los productos «hechos en China» que ves vienen de aquí. Qingtian está muy cerca, a apenas 200 kilómetros, de la ciudad de Yiwu, que proporciona también productos varios muy baratos.

Ahora Liu tiene 43 años. Hace dos décadas, estaba trabajando en el campo como campesino para ayudar a su familia. Tenía una familia de tres miembros: él, su esposa y una bebé recién nacida. Liu me cuenta que la vida en Qingtian solía ser insípida y aburrida. Todos los días se repetía lo mismo. Al mismo tiempo, con el proceso de globalización, más y más personas de Qingtian empezaban a mudarse a otros países para buscar otras oportunidades de trabajo.

Uno de ellos fue el primo de Liu. Su primo le dijo que las personas viven mucho mejor en Europa, ganan más dinero y tienen una asistencia social mucho mejor. Liu sólo tenía 23 años y siempre había querido cambiar su vida. Un día, su primo le dijo que necesitaba su ayuda. Liu pensó que era una oportunidad excelente para él. Al principio, fue a Madrid solo, dejando a su familia en Qingtian. Después de arreglar todos los documentos, reservó un billete de avión a Madrid con determinación.

Llegó a Europa muy temprano, y el control de pasaportes en el aeropuerto no fue muy estricto. Había necesitado preparar mucha información. Obtener el visado era más fácil entonces. Después, el proceso se hizo más y más difícil. Por eso hay muchas personas que llegan a Europa ilegalmente, parte de ellas en barco.

1999. La vida no es como se la imaginaba

Los trabajadores extranjeros no ganan tanto dinero como piensan muchas personas. Muchos ignoran la realidad y sueñan que en unos pocos años regresarán a China para comprar una casa y hacer negocios. Hace unos días, vi un documental sobre la trágica experiencia de los trabajadores chinos que trabajaban en San Francisco en los años 20 y 30 del siglo XX, construyendo ferrocarriles o autopistas. Todos eran trabajadores chinos baratos. Debido al peligro del trabajo, muchos murieron.

Liu me dijo que su vida fue muy difícil al principio y que encontró muchas complicaciones. No comía ni descansaba bien. Todos los días echaba de menos a su mujer y a su hija. Necesitaba trabajar muchas horas cada día. De día, trabajaba como camarero en un restaurante y de premio lavaba los platos. Por la noche, dormía en un almacén con otros trabajadores. Por la mañana se despertaba muy temprano para atender las reservas. Además, cuando llegó a España no hablaba nada de español. Podemos imaginar lo difícil que fue su vida.

2019

Después de 20 años viviendo en España, Liu habla español como un nativo. Pasados unos años, debido a su diligencia y dedicación al trabajo, pudo abrir su propia tienda en Madrid. En un viaje ocasional vino a Sevilla, donde se sintió atraído por esta ciudad única y hermosa. Al mismo tiempo, su primo le dijo que ya había muchas tiendas en Madrid y que era mejor que fuera a otros sitios. En 2005, Liu eligió ir a Sevilla y empezar una vida nueva en el sur de España. Ahora tiene dos tiendas y una de ellas la dirige su hija,Yilin.

Después de la tienda de Liu, fui a un restaurante asiático. El dueño también es chino. Hablamos mucho. El dueño era muy interesante. Me hizo varias preguntas: ¿Dónde están tus padres? ¿En qué escuela te graduaste? ¿Te casaste? ¿Cuántos años tienes? ¿Qué idioma extranjero hablas? Incluso me preguntó si tengo novio. Hay muchas maneras de hacer preguntas en China. En realidad, sólo los talentos chinos hacen esas preguntas cuando se encuentran por primera vez con extraños. Quieren saber sus antecedentes a partir de las preguntas. Quieren saber con quién están hablando.

De repente, me preguntó sobre el tema de mi visado y le dije que es un visado Schengen europeo. Me dijo: no tienes que volver cuando expire la visa. Me reí y él me miró como un ladrón y me dijo: ¿Quieres casarte con un extranjero? Me sentí tan graciosa en ese momento, ¿por qué pensaba que no quería volver a China? Le pregunté: ¿Por qué? Él insistió: ¿Qué vas a hacer? Ves lo buena que es Bélgica, no gastas dinero en tratamiento médico, los niños no pagan para ir a la escuela, hay buen ambiente y el seguro de vejez es bueno.

Le pregunté sobre su vida, y él dijo: «Vine a Bélgica hace 14 años. En ese momento, éramos 20 personas en un grupo turístico. Cuando regresamos a China, sólo quedaban unas pocas. Nos fuimos corriendo por todas partes». Al decir esto parecía estar muy orgulloso. Sólo me reí y le pregunté: ¿Qué debería hacer la policía? Contestó: «Esto es lo bueno: mientras no infrinjas la ley, nadie te detiene para revisar tu pasaporte». Le dije que yo he tomado el tren de un país a otro y, a veces, tengo que enseñar mi pasaporte. Él contestó que, por situación ilegal, no salió al extranjero durante 14 años, para evitar que lo descubriesen. Me dijo: «No te vayas de Europa». Le pregunté: ¿Te gusta viajar? Y me respondió: «Es aburrido».