Europa en bicicleta

Eden Wimborne at a beach in Copenhagen (Denmark) / TIM WIMBORNE

“¿Cuáles son las posibilidades de encontrar a tu pareja en la frontera de Camboya?”, dicen entre carcajadas. El 3 de febrero de 1999, ambos llegaron a la vez al punto fronterizo de Aranyaprathet-Poipet, entre Tailandia y Camboya. “A pesar de que nuestro aniversario de bodas es en agosto, aún celebramos el 3 de febrero como nuestro aniversario”, cuenta Meraiah. Esta estadounidense, que más tarde sería corresponsal de The New York Times en Australia, hacía un tour por Asia tras haber finalizado sus estudios universitarios y Tim, corresponsal fotográfico entonces de la agencia Reuters en Asia Central y Pacífico, estaba allí por trabajo. La frontera entre ambos países había sido abierta tan sólo seis semanas antes, por lo que el tránsito de personas era aún muy escaso. Después de un trayecto de 150 kilómetros, que tardaron ocho horas en recorrer en el remolque de una camioneta llena de gente local, y acompañados de Joel –un instructor de patinaje en línea de Nueva York, al que Tim había conocido un año antes en Vietnam– llegaron a Siem Reap, hoy uno de los destinos turísticos más importantes de Camboya, pero que entonces apenas contaba con una calle pavimentada y dos hostales. Una vez en Siem Reap, su primera “cita” fue explorar los templos de Angkor Wat, que acababan de abrir al turismo extranjero, después de 30 años de guerra civil. “Tras recorrer Camboya durante 10 días, decidimos que deberíamos mudarnos juntos a Australia”, explica Meraiah. La historia tiene una conclusión inevitable: “Cuatro meses más tarde, aterricé en Sídney y, desde entonces, hemos estado explorando el mundo juntos”. Nueve años después, la familia crecerá con la llegada de Morgan, el primer hijo de la pareja, y tres años más tarde, se completará con el nacimiento de su hija Eden.

De Husum a Heide. Miércoles, 22 de junio, 2016. 56 km – Total hasta aquí: 672 km. “Moo y E se las apañan para jugar con lo que sea. Aquí, en un charco en una intersección del carril que se convirtió en un lago pirata con tesoro, barcos hundidos y bosques, con su consiguiente trama argumental. Todo fabricado a base de palos, césped, piedras y barro”. / TIM WIMBORNE & MERAIAH FOLEY

“Yo empecé a hacer pequeños viajes en bicicleta cuando tenía 15 años”, explica Tim, que junto con Meraiah haría después muchos más. El más largo de estos viajes los llevaría en 2001 a Nueva Zelanda, durante tres semanas, antes de que nacieran Morgan y Eden. “Tienes mucha libertad, todo lo que necesitas lo puedes llevar en la bicicleta”, aclaran al unísono.

En 2013, Tim es trasladado a Singapur para ser editor gráfico de Reuters en Asia. A pesar de tener horarios de trabajo muy intensos, al menos ya no tendrá que estar viajando constantemente, así que Meraiah, Morgan y Eden abandonan su vida en Australia para acompañar a Tim, con el que ahora podrán pasar mucho más tiempo. Es entonces cuando se hacen miembros de Warmshowers, una organización similar a Couchsurfing reservada para ciclistas, con la cual hospedarán a más de 50 excursionistas de todo el mundo de paso por Singapur. Inspirados por las historias de sus huéspedes, y tras un paréntesis impuesto por sus respectivas carreras profesionales, en 2014 recuperan la confianza para lanzarse a un viaje de 10 días y 400 km por Corea del Sur junto a los niños. Este viaje supuso un punto de no retorno para ellos. “Fue una revelación. Si podíamos pasar dos semanas viajando, podríamos pasar dos meses o más. Tan sólo teníamos que seguir la misma rutina”, cuenta la periodista.

En octubre de 2015, Tim decide abandonar la empresa de noticias para la que había estado trabajando durante 20 años y Meraiah finaliza sus estudios de doctorado sobre maternidad y mercado laboral. Cansados de vivir en Singapur, deciden embarcarse en una nueva aventura. “Tim siempre había soñado con hacer un gran viaje en bicicleta y todo apuntaba a que había llegado el momento”, cuenta Meraiah. Así, esperaron hasta el verano siguiente y, tras innumerables preparativos, el 1 de junio de 2016 aterrizaron en Copenhague.

Meraiah Foley Y Morgan Wimborne En RUTA DE Aarhus a Skanderborg (Dinamarca)

Con un itinerario que incluía seis países –Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Suiza, Francia y España– y cinco meses por delante, llegaron a Copenhague con dos bicicletas tándems en cajas que, una vez montadas, estarían completamente equipadas. “Las mandamos hacer a medida para que los niños también pudiesen pedalear en la parte trasera”, explica la pareja.

A lo largo de los 3.600 kilómetros recorridos, la mayoría de las noches las pasaron en zonas de acampada y otras hospedándose en diferentes casas a través de Warmshowers o Airbnb. “Viajar con equipo de camping es muy liberador, siempre vas a conseguir un sitio donde dormir, independientemente de que ocurra algún imprevisto”, apunta Tim. Eso les permitió viajar sin horarios y de forma más cómoda.

Europa cuenta con una gran red internacional de rutas ciclistas, EuroVelo, facilitando el paso de un país a otro a aquéllos que lo hacen en bicicleta. Gracias a EuroVelo, a Google Maps y a un GPS –que en ocasiones decidía dejar de funcionar– la familia pudo organizar su circuito combinando diferentes rutas, alejándose del peligro y del estrés del tráfico. “De Rotterdam a Basilea seguimos una ruta EuroVelo, un camino completamente separado del tráfico. Estábamos rodeados de familias ciclistas, había zonas de camping bien equipadas por todos lados y, además, el camino era relativamente plano”, cuenta entusiasmada Meraiah. Tim añade: “Posiblemente no haya sido la opción más desafiante, pero al viajar con Eden y Morgan no quisimos incluir más obstáculos en nuestro viaje”. Algunas de las dificultades a las que se enfrentó la familia fueron climáticas: “En el norte de Alemania, mientras estábamos en una de las tiendas de campaña, no paraba de llover. Meraiah y yo estábamos desesperados sin saber qué hacer, pero Morgan y Eden estaban jugando a las cartas a carcajadas, sin notar el caos de fuera”, recuerda Tim.

Con niños, el mayor reto al hacer cicloturismo no es físico, sino mental y emocional. “La diferencia está a la hora de tomar decisiones, puesto que las necesidades de ellos no se pueden posponer. Cuando Tim y yo viajamos solos y estamos cansados o con hambre podemos aguantar 20 kilómetros más, pero no podemos hacer lo mismo con ellos”, explica Meraiah. El plan original consistía en hacer 5.000 kilómetros, pero acabaron dejándolo en 3.600 para que Morgan y Eden disfrutasen más. “Tuvimos que ser flexibles y ajustar el itinerario a las preferencias de los niños. A lo mejor nos habría gustado hacer un recorrido por un ambiente más rural, pero al incluir más ciudades en el recorrido, ellos estaban contentos”, aclaran. En ese instante, Morgan se une a la entrevista junto a una casa de Legos que acababa de diseñar, para confirmarlo: “Me gustó viajar en bicicleta, pero me gustaron mucho más los trenes. Y mi lugar favorito fue… Legoland en Dinamarca”.

De Arnhem (Holanda) a Bonn (Alemania), Domingo, 31 de julio, 2016. 164 km – Total hasta ahora: 1.762 km. “Casi al finalizar el día, estos dos bichillos empapados seguían sonriendo y enredando en el exterior de un supermercado mientras Meraiah hacía las compras. No estoy diciendo que hoy no se quejasen o discutiesen, pero no se escuchó ninguna queja sobre el clima o las largas distancias sobre el sillín. En un momento, mientras estaba diluviando, me di la vuelta para comprobar que Eden estaba bien. Allí estaba felizmente, cantando y haciendo preguntas sobre las vacas.” / TIM WIMBORNE & MERAIAH FOLEY

Una vez finalizado su viaje, y mientras descansan unos días en Sevilla –a donde han viajado en tren desde Barcelona–, Tim y Meraiah se muestran satisfechos: “Este viaje ha marcado el final de una etapa y el comienzo de otra”. Cuando regresen a Australia, durante el verano en el hemisferio sur, Meraiah se incorporará al equipo docente de la Universidad de Sídney como investigadora –una de las universidades públicas más reconocidas de Australia– y posteriormente continuará con el proceso de entrevistas en busca de nuevos retos profesionales. Tim se dedicará al cultivo de alimentos para la familia. “Así es, voy a ser granjero. El cambio consiste en vivir un estilo de vida más simple, centrándonos en lo que realmente necesitamos e importa”, concluye sin ocultar cierto orgullo.

Eden y Morgan no se vieron perjudicados por faltar al colegio. “Australia cuenta con un sistema educativo a larga distancia, que permite que los alumnos puedan ausentarse para hacer un viaje o puedan vivir en las afueras sin perder la escolarización. Además, los niños han aprendido más viajando que si hubieran estado dentro de una clase”, explica Meraiah satisfecha. Tanto Morgan como Eden, invadidos por la curiosidad al llegar a cada destino, asaltaban a sus padres con preguntas de todo tipo: “Querían saber por qué se había construido el Muro de Berlín, por qué empezó la II Guerra Mundial…” Al finalizar el viaje, ambos habían completado una colección de historias y dibujos de muchos de los lugares visitados.

“Uno de los beneficios de ahorrar para hacer cicloturismo y el hecho de hacerlo, es que tomas consciencia de lo que verdaderamente necesitas. Cada euro que gastas es un euro menos para el viaje”. Así, ahorrar se convierte en una actitud y, por tanto, en una filosofía de vida.

Tras cinco meses atravesando Europa en bicicleta, Tim, Meraiah, Morgan y Eden llegaron en avión a Canberra a principios de noviembre, habiendo cumplido otro sueño. Meraiah nos cuenta que, camino de casa, Morgan miró por la ventana del coche y vio unos canguros pastando en la hierba. “Esto es el paraíso”, dijo. No hace falta decir que estaba feliz de haber vuelto a casa.