El maestro Joseph que vino de Chicago

Joseph Graham, con su mujer, Rocío Martínez, y la hija de ambos, Maia, en la Feria de Sevilla.

PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’

Hay muchas razones para emigrar a otro lugar o país: trabajo, familia, clima, una pareja. A menudo es una combinación de varias de estas motivaciones. Joseph Graham, un joven inmigrante de los Estados Unidos, emigró a España por muchas de estas razones y su historia inspiradora de amor por España se cuenta en las siguientes líneas.

Joseph Graham nació en 1987 cerca de Chicago, en Frankfort, Illinois. Después de vivir en Chicago durante algún tiempo, se mudó al estado de Indiana. Aquí vivió durante muchos años y asistió a la Universidad de Indiana para estudiar empresariales. Durante su tiempo en la universidad, estudió en el extranjero en Sevilla, a través del programa CIEE, en 2008. A los veinte años, esta era la primera vez que visitaba España. En Sevilla, conoció a Rocío Martínez Galiano, que entonces era una guía de programas. Los dos comenzaron a salir y siguieron en contacto cuando Joseph regresó a los Estados Unidos.

Después de terminar su carrera en la Universidad de Indiana, el año siguiente, Joseph participó en el programa Teach in Spain. Aquí, enseñaba en colegios públicos en primaria como auxiliar de conversación. Esa fue su forma de insertarse en el país. El año siguiente, hizo otro programa con el Ministerio de Educación español y repitió como auxiliar de conversación. Además, el siguiente curso, Rocío y él fueron a los Estados Unidos durante un año para que ella hiciera un curso en Indiana gracias a una beca o fellowship. Mientras estaban en Estados Unidos, Rocío y Joseph se dieron cuenta de que España era donde querían vivir. Por eso, las motivaciones de la cultura, la comida, el tiempo, los valores, la ciudad, y, por supuesto, el amor, fueron suficientes para que Joseph se decidiera a emigrar a España. Él quería hacer algo relacionado con los negocios, pero la forma de entrar en España iba a ser a través de la enseñanza.

Pronto después de eso, vino a España sin visado para buscar trabajo. Con suerte, encontró un puesto en un colegio concertado dando clases de inglés en Educación Infantil. Aunque no había estudiado educación como para ser maestro, pudo conseguir ese trabajo gracias a su experiencia en los dos años que pasó enseñando en colegios públicos sevillanos como auxiliar de conversación. Además de encontrar trabajo, en este año, Joseph y Rocío se casaron por el Juzgado para quedarse más tranquilos con el tema de sus papeles migratorios.

No es fácil conseguir la residencia de España, en general. El proceso de inmigración no fue sencillo para Joseph tampoco. Si uno no es europeo, el proceso es bastante lioso, duro y difícil, explica. Posiblemente la parte más difícil fue la espera, la paciencia y el tiempo necesarios. “Debías tener 2.000 euros en una cuenta para demostrar que eres solvente o que puedes financiar tu estancia”, recuerda Joseph. Entre el pasaporte, el visado, el tiempo y la energía, todo el proceso le costó mucho dinero. Hay muchos papeles caros y desordenados involucrados en el trámite. También, hay mucho estrés e inseguridad con los plazos para pasar al siguiente paso, así como para aceptar solicitudes. “Hay que ser muy paciente. El proceso es muy lioso y hay muchos papeles y muchas cosas” que cumplir, dice Joseph.

Sin embargo, después de años de trabajo duro, Joseph ganó la residencia en España. La primera residencia que recibió en España fue en 2012 de corta duración y luego en el año 2017 la renovó por una residencia de larga duración. Lo tendrá que renovar en 2027. El cambio tampoco fue fácil para su familia. Joseph tiene una gran familia con muchos hermanos: un hermano y tres hermanas. Su familia estaba muy unida, así que la mudanza no fue fácil para nadie. Su familia no estaba emocionada por su partida, pero su padre tenía claro que lo primero es que su hijo sea feliz, y que si no lo es en Estados Unidos, pues tiene que ir a buscar la felicidad donde él quiera.

Hoy en día, él ha vivido en España por once años y trabaja en un colegio concertado. Está muy agradecido por sus estudios en Indiana porque pudo convalidar su título a un título de educación aquí en España, haciendo varios exámenes. Después de asegurar las finanzas, la seguridad y la estabilidad que necesitaban, Joseph y Rocío decidieron tener una familia. Ahora tienen una niña hermosa de 3 años llamada Maia. Su hija es lo que más quiere en el mundo y su mayor pasión en su vida. Los tres viven en el barrio sevillano de Triana. A Joseph le encanta Triana por el ambiente familiar y los vecinos que lo rodean a él y a su familia: “Me siento muy a gusto con esta comunidad tan acogedora y conozco a todo el mundo por su nombre”. También le encanta Triana por el hecho de que es un barrio muy famoso por su gastronomía, su arte, su historia, el flamenco y muchas cosas más. «Sevilla y Triana son conocidas por la vuelta alrededor del mundo», señala en referencia a la expedición de Magallanes y Elcano, que partió de aquí hace quinientos años. Le encanta Sevilla en general por el hecho de que todo está tan unido, como las fruterías, los mercados, la gente. En Estados Unidos, es difícil encontrar esto, especialmente en Chicago.

Joseph Graham, en su etapa de futbolista.

Además de mudarse legalmente a España, Joseph se ha enfrentado a muchos cambios culturales y dificultades. Una de las primeras dificultades fue aprender a vivir solo. Tiene su familia política aquí, pero no son su verdadera familia. Puede hablar a través de Facetime con su familia en Estados Unidos, pero no es lo mismo que tenerlos aquí cuando los necesita. “Lo difícil es saber confiar en ti mismo, aprender a gestionar todo en la mente: emociones, sentimientos”, destaca Joseph. Aunque los vuelos son muy caros, su familia lo ha visitado en Sevilla. Otra dificultad ha sido que nunca deja de ser extranjero a ojos de alguien.  “Siempre te van a recordando una y otra vez una y otra vez que eres americano”. Pase lo que pase, nunca será visto como un español, sino siempre como un americano.

Los muchos elementos de la cultura española que le encantan definitivamente pesan más que las dificultades. Le encanta el buen tiempo y poder correr 10 kilómetros en febrero en camiseta y pantalones cortos. Le encanta la comida y la importancia de la salud en España. Es capaz de caminar por todas partes de la ciudad y no le preocupa aumentar de peso. Él y su familia están fuera muchas horas al día y él siente mucho más en casa aquí que en Chicago.

Para Joseph, la mejor parte de España ha sido la oportunidad de reinventarse como persona. «Cuando tienes los mismos amigos de toda la vida, recibes mucha presión para hacerte la persona que ellos quieren que tú seas». Ahora que está en España y, en cierto modo, ha comenzado de nuevo, puede tener una vida que no tiene que seguir las mismas reglas que antes. Su vida es más fácil ahora y es más como él quiere que sea.

Las mayores sorpresas para Joseph fueron las diferencias en los pueblos y lo cerca que están el uno del otro. Le fascinan las diferencias lingüísticas entre comunidades y provincias como el vasco y el andaluz. Otra gran sorpresa para él fue la riqueza cultural que existe en cada pueblo, como los restos romanos. “En América, tenemos monumentos históricos para los que montamos  un museo, pero aquí, hay 15 o más que son normales y parte de la vida”. El mayor cambio cultural para él fue el turno de palabra y las constantes interrupciones que observa en Sevilla. Una forma de comunicarse que a él no le gusta. Prefiere que nos escuchemos y esperemos a que la otra persona termine de hablar.

A pesar de su amor por España, Joseph dice que hay cosas que extraña de los Estados Unidos. Lo que más echa de menos es la pizza, que es imposible igualar aquí. También echa de menos las barbacoas y a la familia cantando con la guitarra, los bosques, la nieve, y varios aspectos de la vida de Chicago. Cuando le pregunto si alguna vez volvería a vivir en Estados Unidos, responde: «Nunca digas nunca». Le encantaría trabajar en la cultura empresarial estadounidense, para tener un impacto en los negocios en España. Él y su mujer han iniciado en España un negocio de kombucha (bebida fermentada a base de té) y para ellos sería un sueño llevarlo a los Estados Unidos.

Hay muchas cosas que le gustan más en España que en Estados Unidos. Por ejemplo, la relación que los españoles y los jóvenes tienen con la vida, que ponen por encima del trabajo.
También la relación con el alcohol, porque, dice, “puedes tomar una cerveza y no pasa nada en la calle. Hay más libertad para disfrutar”. Y añade: «Puedes disfrutar de una cerveza como padre mientras tus hijos corren alrededor en la calle, pero en Estados Unidos esto no está permitido. La lactancia materna, por ejemplo, es mucho más normal aquí y más aceptada como natural, pero en Estados Unidos, las mujeres se sienten más obligadas a cubrirse. Hay muchas más cosas aceptadas aquí y el entorno general es más libre».

Después de todas sus experiencias sobre la migración a España, Joseph tiene un mensaje que quiere compartir con todos: “El amor verdadero existe”. Este amor no tiene que existir sólo con una persona ni con su pareja, sino también a través de todas las personas que se encuentra en el camino de la vida. Hay que conectarse y conocer a otras personas en el mundo, explica, porque “nunca estás en la vida sin la ayuda de los demás”. Para Joseph, si no fuera por su experiencia en CIEE en 2008, no estaría donde está hoy.