La crisis de los granjeros de los años 80: una historia de migración interna en EEUU

Mi abuelo con su tractor, antes de perder su granja en Iowa.

PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’

La mayoría de la gente conoce la Gran Depresión de la década de 1930 en los Estados Unidos. Hay películas sobre este período, hay muchos libros de ficción que cuenta los sucesos, y esta época se incluye en casi todos los libros de texto de las clases en la escuela primaria. La Gran Depresión tuvo un impacto en casi toda la población estadounidense. Muchos se vieron forzados a mudarse a otras partes del país por culpa de la crisis. Es decir, la Gran Depresión es un tema muy conocido en los Estados Unidos y aun internacionalmente.

Pero, por otra parte, pocas personas conocen la Crisis de las Granjas que sufrió el Medio Oeste de los Estados Unidos en los años 80. Esta crisis no afectó a toda la población directamente, sino a los agricultores, y de una manera muy extrema. Uno de estos agricultores afectados fue mi abuelo. Mi familia materna ha vivido en granjas de Iowa por mucho tiempo. Durante tres generaciones, los hombres eran agricultores. En los 80, sin embargo, muchos agricultores perdieron sus granjas y mi abuelo fue uno de ellos. Como en la Gran Depresión, esta crisis forzó a la familia de mi madre a mudarse a otro estado y a un lugar urbano. En este ensayo, voy a explicar la historia de mi familia a través de la crisis agrícola de los 80 [la Farm Crisis, en inglés] y su mudanza a Misuri.

Para obtener información general sobre este problema, he llamado a mi madre y a mi abuelo. Mi madre hablaba mucho sobre este tema durante mi niñez. Ella contaba el sufrimiento de su familia y la necesidad de tener mucho cuidado con las finanzas. Cuando mis hermanas y yo nos quejábamos sobre nuestras vidas, mi madre siempre nos recordaba la situación de su infancia. Yo sabía que este problema era una parte muy importante en la vida de mi madre. Pero hasta ahora no conocía por completo la realidad de sus circunstancias. Ella nunca compartió muchos detalles sobre el conflicto, quizás porque es un tema muy difícil. Así que esta entrevista me ha revelado muchos detalles nuevos, incluso para mí.

Mi madre con su perro, durante su niñez en la granja.

Para empezar, mi madre explica los hechos generales del conflicto. “Era en los años 80 en Iowa y estábamos en un sequía”, dice, y describe cómo eran las fases de trabajo de un granjero. Para comenzar una temporada de cosecha, los agricultores tenían que obtener semillas de una compañía. La compra de la semilla se efectuaba como un préstamo. Cuando los granjeros ganaban dinero de su cosecha, ellos pagaban el préstamo a las compañías que les habían vendido las semillas. Durante la sequía, sin embargo, los granjeros no tenían nada con que pagar a las compañías de semillas. Estaban tomando préstamos que no podían pagar. “Los granjeros podían sostener sus negocios para un año de sequía, pero cuando se acumularon varios años seguidos sin lluvia, fue muy difícil sobrevivir”, dice. Además de este problema, el gobierno estaba dejando a los granjeros tomar muchos préstamos para sus negocios, por encima de lo que podían pagar. Muchos agricultores tenían un gran cantidad de préstamos y poco dinero para pagarlos.

Mi tío acaricia a un cerdo, un animal común en la antigua granja de mi familia.

Esto era particularmente un problema para los granjeros jóvenes, como mi abuelo. Los jóvenes solo estaban empezando, y ellos todavía necesitaban comprar tierra y máquinas para sus negocios. Muchos de ellos usaron los préstamos del gobierno para comprar sus primeras máquinas. Mi abuelo había empezado su carrera en agricultura en 1972, dos años antes de graduarse de la universidad. En este tiempo, los granjeros estaban experimentando un boom económico. Ellos estaban comprando más tierra que nunca, la demanda de grano era muy alta y las exportaciones de productos agrícolas eran muy altas también. La agricultura era un campo muy prometedor en el que entrar. Pero en los años 70 mi abuelo era estudiante en la universidad, y no tenía dinero para pagar máquinas, semillas y tierra sin préstamos. En sus palabras, con la crisis, “los jóvenes estaban forzados a salir de la industria de la agricultura”. Mi tío abuelo, Dave, había empezado en la agricultura también y también se vio obligado a salir por culpa de la depresión del sector agrario.

Las políticas suelen afectar a la vida de la gente, y este fue el caso también con la crisis de las granjas. Durante la administración del presidente Jimmy Carter, hubo un embargo en contra de la Unión Soviética por parte de los Estados Unidos. Por eso, los porcentajes de interés eran muy altos. Los préstamos de mi abuelo tenían un porcentaje de interésde alrededor del 18%. Lo habitual hoy día es que los préstamos tengan un interés del 5 o 6%. En esa época, los altísimos porcentajes de interés en torno al 20% hacía que la situación financiera de los granjeros fuera aún más difícil. Esta situación política, la sequía y el número de préstamos muy grande provocó que muchos granjeros en el Medio Oeste perdieran sus negocios.

Mi abuelo y mi bisabuelo sentados a la entrada de su casa de la granja.

Mi abuelo, por ejemplo, tuvo que declararse en bancarrota. En este tiempo, mis abuelos tuvieron pocas opciones. Lo cierto es que sus carreras en la agricultura habían terminado. Ellos ya no querían seguir trabajando en el campo. Por eso, tenían dos opciones: podían quedarse en Iowa (mi abuelo tendría que encontrar otro trabajo; mi abuela era maestra) o podían irse a otro sitio y empezar de nuevo. Al principio, como mucha gente, mis abuelos decidieron quedarse en Iowa. Mi abuela continuó enseñando en una escuela pública en Iowa, y mi abuelo encontró otro trabajo. Casualmente, en su pueblo en Iowa, en la época de la crisis agrícola, abrió un centro de distribución de Walmart. Cuando yo era niña, ir a la tienda de Walmart en el pueblo era una de las cosas que hacer cuando estábamos visitando a la familia. Sin embargo, la compañía no tuvo buenos efectos en la economía de los pueblos pequeños, como el de mis abuelos en Iowa. Walmart tiene la mala fama de que se instala en pueblos pequeños y genera trabajo con salarios malos. Entonces, gracias a Walmart, hubo muchos trabajos mal pagados para los granjeros que habían perdido sus granjas. Mi abuelo encontró un trabajo en este centro, cargando camiones por cinco dólares a la hora. Por supuesto, este trabajo, después de un año, combinado con el empleo de mi abuela, no proporcionaba demasiado dinero para mantener a una familia de cuatro personas. Entonces, ellos tuvieron que enfrentarse a la realidad: tenían que emigrar.

Mi abuelo decidió emigrar a San Luis en 1985. Mi abuela sugirió que él volviera a la universidad para estudiar ingeniería. Ella había pensado que él debía hacer esto porque él era muy bueno en matemáticas y ciencias. En particular, a él siempre le ha encantado trabajar con aparatos electrónicos. Aunque mi abuelo quería obtener este grado, no había una universidad que ofreciera estudios de ingeniería cerca de su pueblo en Iowa. “La agricultura era la industria en Iowa. No habría sido fácil trabajar en electrónica en Iowa”, dice mi abuelo. Por eso tuvo que mudarse a Misuri para completar este grado. Además, mi abuela tenía a parientes en la ciudad de San Luis. Él se fue a Misuri para estudiar y vivir con mi bisabuela, mientras mi abuela y sus niños quedaban en Iowa. Como mi abuela todavía era maestra, ella y sus hijos permanecieron en Iowa hasta que terminó el curso en la escuela.

Nadie tenía mucho que decir sobre la mudanza a la ciudad. “Yo tenía 13 años. De verdad, estaba emocionada”, recuerda mi madre, que cree que su hermano y su madre preferían vivir en la ciudad. A mi madre, en cambio, le gustaba la casa rural muchísimo. “En Iowa, vivíamos en una casa grande y bonita con árboles y verde por todas partes. Había animales y plantas. Y nos mudábamos a un piso en la ciudad, donde para divertirnos íbamos a la piscina o a un camino por el barrio. No era igual”, describe. Por eso, decidió que volvería a la vida del campo cuando fuera mayor. El resto de su familia, sin embargo, parecía contenta con la vida urbana.

Mientras tanto, mi abuelo parecía contento con su vida y que dejaba de sentir su antigua bancarrota como un fracaso. Visto desde fuera, sus elecciones habían sido muy sabias, y él había tenido mucho éxito. Sin embargo, sufrió una depresión muy grave. Si su abuelo fue granjero y su padre fue granjero, ¿por qué él no podía ser granjero también? El sentimiento de culpa de haber perdido su carrera en el campo fue muy pesado, y por un tiempo él no pudo olvidarlo. No era el único. Muchos agricultores de ese tiempo estaban afectados mentalmente por culpa de la crisis. Los porcentajes de suicidio aumentaron. Aunque la mudanza a San Luis acabó siendo al final una cosa buena para todos, les llevó mucho tiempo darse cuenta de los beneficios de la situación.

Mi abuelo y mi bisabuela, cultivando verduras en la granja.

A pesar de que esta crisis fue un horror para mi familia, provocó efectos buenos en la vida de todos. Por ejemplo, mis abuelos se divorciaron. Esto quizás parece mal, pero es que ellos encontraron parejas nuevas que les hicieron mucho más felices que antes. Ahora, mi abuela tiene un marido al que ella quiere mucho. Mi abuelo también tiene una novia con la que forma una muy buena pareja. Los dos han tenido trabajos más fructíferos que antes. Mi abuela ha sido maestra en una escuela pública en San Luis, y mi abuelo ha trabajado en una compañía de ingeniería. Así que la crisis de la granja dejó a mis abuelos en la vida que ellos deberían vivir. Además, mi madre fue a un colegio nuevo, sobre el que ella era muy escéptica al empezar. Pero, después de un par de años, mis padres se conocieron. Mi tío también conoció a una novia con la que ahora tiene un hijo. La migración forzada de mi familia fue muy difícil para ellos, pero ahora están mucho más satisfechos con sus vidas.

En este ensayo, he explicado la historia de mi familia en la crisis agrícola de los 80. La migración es un tema muy difícil de entender para muchos americanos. Esto, mayormente, es por culpa del privilegio que tenemos de haber nacido en un país libre y rico. Pero hay estadounidenses que pueden entender los efectos de la migración, especialmente por culpa de razones económicas. Muchos estadounidenses se vieron forzados a mudarse a otras partes del país por razones financieras. Un ejemplo de esto, obviamente, son mis abuelos. Ellos realmente no tuvieron otra opción para sobrevivir que mudarse a otro estado y del campo a la ciudad. Por esta historia, espero que más personas estadounidenses puedan entender la migración. Es muy probable que si cada americano busca, encuentre un ejemplo de una migración forzada en su familia.