Eligiendo a la minoría

Foto: El 23 de marzo de 2015, la Comunidad Beit Rambam celebró la fiesta del Hajnasat Torá en el Palacio de los Marqueses de la Algaba. / MICHAEL SILVERMAN

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ARANOA ROLDÁN Y SU FAMILIA SON DEDICADOS MIEMBROS DE LA CONGREGACIÓN BEIT RAMBAM, LA COMUNIDAD JUDÍA PROGRESISTA DE SEVILLA QUE PROMULGA SU FE Y TRADICIONES EN UN CALENDARIO DE FESTIVIDADES CATÓLICAS QUE DEFINE LA VIDA DE LA CIUDAD EN LA QUE VIVEN.

ARANOA SE DESPIERTA Y SE PREPARA PARA TRABAJAR, asegurándose de que todo está preparado también para su esposo, Michael, y su hijo de tres años, Luke. Ella pasa la mayoría de su tiempo en su des – pacho enseñando y asesorando a sus estudiantes. A continuación, regresa a casa para su momento favorito del día, cenar con Michael y Luke mien – tras charlan de cómo les ha ido el día. La pasta y el pollo son sus comidas favoritas.

Aranoa (36), que nació en Pamplona, lleva una vida sencilla en Sevilla, ciudad a la que se mudó con su familia siendo aún muy pequeña y en la que ha vivido desde entonces; sin embargo, una cosa le hace destacar: Aranoa es judía.

Su marido, Michael Silverman, nació y se crió en el judaísmo, su hijo nació judío y actualmente se está criando en una familia judía, y Aranoa, que lleva puesto todos los días su collar de oro con la palabra “Israel” en caligrafia hebrea, se ha considerado judía los últimos cinco años de su vida. “Soy parte de una gran cultura desconocida en esta ciudad”, explica.

La comunidad judía de Sevilla solía ser una de las más grandes de Europa, datando de los siglos VI y VII durante la época de los Visigodos y con – tinuando durante el periodo del califato de Córdoba, la taifa independiente de Sevilla y los períodos almorávide y almohade. Esto cambió cuando los mandatarios cristianos de la ciudad dejaron de necesitar sus recursos financieros y educativos y ordenaron la destrucción de las 23 sinagogas de la ciudad. Esta persecución continuó hasta 1483, cuando la reina Isabel de Castilla ordenó el exilio de los 300.000 judíos de los reinos que pronto con – figurarían lo que hoy es España, y que culminaría en 1492. Hoy hay menos de 30.000 judíos vivien – do en España, y menos de 200 familias en Sevilla  .

Aranoa conoció a Michael en 2006, cuando salió de Estados Unidos para venir a estudiar a Sevilla. Tras sus estudios en el extranjero, Michael se mudó a Sevilla para estar con Aranoa, y vivía parte del año en Sevilla y el resto en Nueva Jersey. Más tarde, en 2009, Michael se mudó oficialmente a Sevilla, incorporándose a un programa de enseñanza del Ministerio de Educación, y dos años después se casaron.

Este proceso no fue todo lo sencillo que podría haber sido, sin embargo, en comparación con otras relaciones.

“Desde el principio, Michael tuvo muy claro que su religión era un factor muy importante para él”, dice Aranoa. “Y después de conocer a su familia en Estados Unidos y ver su conexión con el Judaísmo y los valores que se derivan de dicha conexión, quise ser parte de ello”.

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Foto: Aranoa Roldán. / ALYSON MALINGER

Aranoa había asistido a un colegio católico privado desde los seis años de edad, pero sus padres siempre le enseñaron que había todo un mundo a su alrededor. Aunque muchos de los valores que le inculcaron de niña venían del Catolicismo, el padre de Aranoa les dijo a ella y a su hermana que podían practicar la religión que eligieran cuando fueran mayores, si eso es lo que querían. Aunque contó con la bendición de su familia, el proceso de conversión fue muy difícil al principio. A fin de informarse acerca de cómo iniciar el proceso de conversión, Aranoa y Michael fueron a la Comunidad Judía de Sevilla, la única congregación judía de Sevilla en ese momento, que resultó que tenía raíces ortodoxas. Pero en lugar de ayudar a Aranoa, simplemente le dijeron a Michael que la dejara y se buscara una chica judía en su lugar.

“Ni siquiera me miraron”, recuerda. “Me sentí decepcionada y me formé la idea de que esta religión era poco acogedora”. Tras sentirse angustiada por la situación, Aranoa tenía aún más ganas de aprender acerca de la religión y de encontrar la imagen completa. “Una vez que la vi, me sentí más cómoda y satisfecha de mí misma”, recuerda.

Aranoa terminó acudiendo al Rabino Geoffrey Spector, de la congregación donde Michael se crió, en Livingston, Nueva Jersey, que había accedido a ayudarla en el proceso tras conocer a Aranoa en persona en una entrevista. Entonces fue cuando pudo explicar por qué aquello era tan importante para ella y pudo demostrar su voluntad de perseverar en el proceso que le esperaba, que podría durar hasta un año, con reuniones semanales programadas por Skype en las que Aranoa demostró sus conocimientos.

Con la lectura de más de 70 libros, desde Choosing a Jewish Life a Judaism for Dummies, a Learn Hebrew Today: Alef-bet for Adults, Aranoa validó su dedicación a la fe judía. “He estudiado todos los aspectos de la cultura judía ‒el interior de una ciudad judía, las costumbres, la familia, la vida, los servicios religiosos”, dice. “Y lo hice en un lugar donde eso no existe realmente”

Aproximadamente seis meses después de su boda con Michael, Aranoa se quedó embarazada de su hijo Luke, así que inició una búsqueda por toda Europa de alguien que pudiera realizar la tradicional ceremonia del nombramiento del bebé y el bris (circuncisión) cuando naciera. “Nunca pensé que querría ser parte de una congregación”, dice Aranoa. “Yo ya sabía que la comunidad ortodoxa no me aceptaría y eso era todo lo que sabía”. Entonces, se pusieron en contacto con la congregación Beit Rambam. Fundada en Sevilla en 2012, Beit Rambam es el resultado de una conexión entre familias progresivas judías de toda Andalucía.

Cuando Aranoa y Michael preguntaron en Beit Rambam sobre el bris, en lugar de decir que sí enseguida, se les invitó a una fiesta de Jánuca. La congregación quería que probaran un poco de su comunidad, no sólo vivir sus vidas judías por su cuenta. “La creación de Beit Rambam, o la comunidad judía de Sevilla, en una ciudad que una vez fue una de las grandes capitales del Judaísmo en el mundo, es más una cuestión de azar”, dice Jorge Rozemblum, el secretario de la congregación. “Hay familias judías procedentes de países de todo el mundo que se han mudado aquí por cualquier motivo”. Jorge considera que éste es el motivo de la supervivencia de la congregación hasta la fecha. Aranoa y Michael, que han sido miembros de Beit Rambam desde el nacimiento de Luke, participan en todas las principales fiestas judías .

 

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BEIT RAMBAM

Es viernes por la noche en Sevilla. Madres y padres ríen tomando unas cervezas mientras sus hijos corren en círculos alrededor de las mesas, disfrutando del cálido clima de la soleada tarde de primavera. La semana laboral ha terminado y todos pueden por fin relajarse con sus familias.

Algunos botellines rotos de Cruzcampo junto con algunas cáscaras de limón todavía yacen al lado de una puerta desde la noche anterior, ligeramente apartadas a un lado, desbloqueando la entrada al Palacio de los Marqueses de la Algaba que habitualmente está cerrado a esta hora del día. Nadie observa el grupo de 25 personas que se adentra en el edificio, preparándose para celebrar los servicios de los festivos semanales y unirse en oración. Cada viernes por la noche es el Sabbath judío, o el día de descanso, algo desconocido para el ciudadano medio de esta ciudad.

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Foto: Momento de la fiesta del Hajnasat Torá en el Palacio de los Marqueses de la Algaba. / MICHAEL SILVERMAN

Dentro del edificio, el grupo atraviesa cinco puertas, dos escaleras y necesitan dos juegos de llaves para acceer a una pequeña aula convertida en un santuario que el gobierno local cede a la comunidad en concepto de préstamo. Debido a su corta vida y pequeña composición, Beit Rambam funciona con recursos muy limitados.

“Imagina la típica comunidad judía americana”, dice Jorge. “La gente puede criarse en un colegio judío, tener muchos amigos judíos, hay personas que estudian el Judaísmo y un grupo que mantiene la comunidad judía. Nosotros no tenemos mucho de eso. Todo es muy difícil”.

El futuro de esta pequeña comunidad, según Jorge, radica en la esperanza de que los niños ju – díos nacidos en Sevilla mantengan sus costumbres judías y un día se conviertan en los nuevos líderes de la comunidad. “Espero que poco a poco la comunidad vaya creciendo, no sólo en cantidad sino también en presencia dentro de la comunidad”, explica Aranoa. “Esto puede hacerse ampliando la conciencia de la cultura y la religión ju – día existente en la ciudad, mostrando cómo vive este pequeño pero comprometido grupo”, dice. Habiendo pasado de formar parte de una mayoría católica a una ínfima minoría judía, Aranoa siente una responsabilidad para con su relativa – mente nueva comunidad; la responsabilidad de preservar sus recién adquiridos valores y tradiciones judías y transmitírselos a su hijo. “Como cualquier otra persona, tengo que ser una influencia positiva, primero para mi familia y después para mi comunidad”.

Parte del motivo por el que Michael da tanta importancia a su religión es en primer lugar la celebración de una boda judía, pero principalmente los niños en un futuro. Aranoa dice que ella no lucha contra la in – comprensión de hoy del pueblo judío, pero prefiere hablar de ello de manera positiva. “Yo no pretendo contárselo a todo el mundo que conozco, pero puedo hablar sobre nuestra cultura y tradiciones, para que la gente entienda el significado que esconde la palabra judaísmo”. •