
foto: Frontal de la tienda Tejas Dulces de Sevilla en la Plaza del Pan, a espaldas de la Iglesia del Salvador / ANTONIO PÉREZ
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UNA RECETA FAMILIAR ES LA EXCUSA PARA FUNDAR UN PEQUEÑO NEGOCIO EN UNA DE LAS PLAZAS CON MÁS HISTORIA Y MEJOR REFERENCIADAS POR LA LITERATURA QUE HAY EN SEVILLA. EL POEMA EN PROSA “LAS TIENDAS”, PARTE DEL LIBRO “OCNOS” DEL POETA SEVILLANO LUIS CERNUDA, NOS VA RECORDANDO A LO LARGO DEL TEXTO CÓMO ERA ESE MISMO LUGAR HACE CASI 100 AÑOS.
“Estaban aquellas tiendecillas en la plaza del Pan, a espaldas de la iglesia del Salvador, sobre cuya acerca se estacionaban los gallegos, sentados en el suelo o recostados contra la pared, su costal vacío al hombro y el manojo de sogas en la mano, esperando baúl o mueble que transportar. Eran unas covachas abiertas en el muro de la iglesia, a veces defendidas por una pequeña cristalera, otras de par en par sobre la plaza el postigo, que sólo a la noche se cerraba.
(…)
En esas tiendecillas de la plaza del Pan, cada uno de los objetos expuestos era una cosa única, y por eso es preciosa, trabajada con cariño, a veces en la trastienda misma, conforme a la tradición transmitida de generación en generación, del maestro al aprendiz, y expresaba o pretendía, expresar de modo ingenuo algo singular y delicado.”
SALUDAN LOS VENDEDORES AL PúBLICO que pasa con mucho ánimo. Casi todas son pequeñas y no importa lo que vendan. En las tiendas de la Plaza del Pan, a la espalda de la Iglesia del Salvador, se experimenta algo único y especial, como escribió por el año 1940 el poeta sevillano Luis Cernuda en las líneas del libro Ocnos, que hemos reproducido arriba. A los recuerdos y experiencias
de infancia recogidas por el poeta sobre esta plaza, añadimos hoy la historia de un negocio familiar que renueva su tradición: Tejas Dulces de Sevilla.
VECINOS Y TURISTAS de Europa, América u otras partes del mundo caminan por la Plaza del Pan (o Plaza Jesús de la Pasión, que es su nombre oficial), en pleno centro de Sevilla, frente a unas tiendas donde se encuentran trabajando amables sevillanos. Hay de todo. Butterfly Sevilla, donde venden complementos y tocados exclusivos; Santana Material Fotográfico, que es un referente para muchos profesionales de la fotografía; A. Fiances, que es la tienda que siempre huele al incienso que vende y, más allá, la tienda donde muchas mujeres acuden para encontrar el vestido de sus sueños, la famosa Pronovias.
“Al lado de su trabajo trashumante y penoso (el de los porteadores), sin otro cobijo que el de la acera donde se estacionaban, los mercaderes aristocráticos de las tiendecillas parecían pertenecer a otro mundo. Mas unos y otros se correspondían sutilmente, como vestigio de una sociedad y un tiempo desaparecidos”.
EN EL NUMERO 13, se instaló en noviembre de 2012 Tejas Dulces de Sevilla. Entre la Cuchillería Sevilla y la Joyería Natalia, ahí, cada día, nos encontramos a una chica de 33 años, Lola Algarrada, que saluda a los viandantes con una sonrisa permanente, repartiendo una delicia pequeña a todo el que pasa. Tras ella, dentro de la tienda, se ven paquetes con lo que parecen ser finas galletas y, justo al lado, productos de vidrio azules. Frente a ella hay una antigua bicicleta de reparto y un contenedor con su rótulo puesto, también mesas y bancos donde los peatones pueden disfrutar del día en una plaza histórica.
“Que vendían aquellos mercaderes? Apenas si sobre el fondo de un vaso entre complicadas joyas de filigrana y las lágrimas purpúreas de unos largos zarcillos de corales.”
ESA DELICIA ES LA ELABORACIÓN ARTESANAL de una receta familiar conservada por Lola Largo, madre de Lola Algarrada y de su hermano mayor, José Antonio. Los tres, ayudados ocasionalmente por su hermana menor, Gracia María, comparten la gestión del negocio. José Antonio y su madre se ocupan del obrador y Lola de la tienda. Las tejas vienen con sabor a pistacho, coco o almendra, que es la más popular de todas. La familia cree que “la selección de los ingredientes, el mimo en la elaboración de la masa, el control de tiempos en el horneado y nuestra pasión por la cocina
y la repostería hacen que el sabor de las Tejas Dulces de Sevilla sea único”. Es la madre la que se ocupa de la elaboración. A diario, llegan las tejas en cajas desde la propia casa familiar. La secreta receta familiar lleva en la familia más de 30 años. Para Semana Santa y Navidad tienen que elaborar muchas más, por ser los días del año de más ventas. En la familia, tienen recuerdos
de haber hecho las tejas en sus celebraciones de cumpleaños.
PERO TEJAS DULCES DE SEVILLA no siempre ha sido una tienda de dulces. La familia abrió la tienda en Octubre de 2012 con solamente productos de vidrio, jarras y vasos, azules o trasparentes pero muy poco después, el 1 de Noviembre, empezaron con las tejas. Entonces fue cuando Lola, que es diseñadora gráfica y fotógrafa de profesión, se puso a trabajar en el diseño de imagen, para darle el rótulo y una personalidad especial a esta pequeña tienda.
CON SU AMABLE EXPRESIÓN, el pelo corto y los ojos oscuros, Lola, que atiende el negocio normalmente por las mañanas, explica que las cosas están planteadas a largo plazo, “Era como salir toda la familia junta de un bache. Yo tenía muy poco trabajo, y mi hermano José Antonio, que es historiador, también, y mi madre hacía las tejitas. Así que nos dijimos: mira, lo hacemos a mayor escala y las vendemos”.
¿POR QUÉ LA PLAZA DEL PAN? Porque es una de las dos o tres plazas de mayor valor histórico de Sevilla y, lo que es más importante, porque es peatonal. Lo peatonal hace que ofrecer tejas sea mucho más agradable. La tienda necesita proporcionar una experiencia especial para darle valor al producto. Como dice Lola, las tejas son “un lujito que se da alguien”. No es excesivamente caro pero tampoco es una cosa barata. Charlando con los clientes y los vecinos que pasan habitualmente, Lola Pérez está empleada por la familia Algarrada para ocuparse de la tienda por las tardes. En ella, nos explica que su parte favorita del trabajo es cuando a la gente le gustan las tejas y las compra. “Me gusta ver a la gente elegir su sabor favorito para disfrutarlas en casa”, explica.
RESPONDIENDO A SI ha costado mucho trabajo abrir la tienda durante la crisis que afecta a España, Lola dice que “un negocio cuesta arrancarlo sea cuando sea. Y hay que trabajar mucho y ya está”. El esfuerzo compartido de toda la familia, invertido en esta tienda única, ayuda a fortalecer las relaciones familiares. Aunque haya mesas en los días de buen tiempo en el exterior, la gente normalmente no entra a la tienda debido a su reducido tamaño. En el futuro, les gustaría tener más puntos de venta o, por lo menos, tener una tienda mixta, como un sitio de encuentro para también tomar un café. Tejas Dulces de Sevilla cumple su compromiso: la excelencia de su producto como perfecto acompañamiento a la experiencia de andar por una plaza en pleno centro de Sevilla, detrás de la adorada Iglesia del Salvador.
“Pero en su reclusión, en su inmovilidad, descendían de los mercaderes y artífices de oriente, a cuya puerta moría el ruido, y el comprador, para llevar a casa el ánfora o el tapiz recién adquirido, debía buscar entre el bullicio de la plaza el jayán que cargase la mercancía sobre sus fuertes espaldas”.