
PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’
Santiago es de Santa Rosa Cuilapa, Guatemala, pero ahora vive en la misma ciudad que yo en Long Island, Nueva York. Santiago tiene 46 años y vive con su esposa, María, y sus dos hijos, Laura y Brendan, que tienen diecisiete y veinte años.

Su vida en Guatemala
Santiago nació en Santa Rosa Cuilapa, Guatemala, que es el centro geográfico de las Américas. Creció en una familia pobre con siete hermanos mayores. Su madre era costurera, y su padre era mecánico. Su hermano mayor se mudó a España cuando Santiago era un bebé, y por eso nunca lo conoció realmente, y hoy no está en contacto con él. Sus padres y sus otros hermanos todavía viven en Guatemala, pero no en Santa Rosa. Santiago sólo fue a la escuela hasta los catorce años, después tuvo que empezar a trabajar para ayudar a su familia. Durante su juventud, trabajaba lavando platos en un restaurante local, y también vendía dulces y otras cosas pequeñas en la calle.
Después de cumplir catorce años, Santiago dejó de ir a la escuela y comenzó a trabajar con su padre en taller mecánico. Aprendió lo que sabe sobre la reparación de automóviles de su padre, que hoy es todavía una gran influencia en su vida. Trabajó de los 14 a los 24 años como mecánico en Santa Rosa y ahorró dinero para mudarse a los Estados Unidos con su novia, que ahora es su esposa.
Santiago sabía que quería venir a los Estados Unidos desde que era un adolescente de 16 o 17 años. Quería venir porque quería más libertad económica, y él sentía que no había muchas oportunidades para él en su pueblo de origen, y en su país en general. Además, quería irse porque Santa Rosa era una ciudad increíblemente peligrosa y, por lo tanto, no era un lugar donde quisiera criar a sus futuros hijos. Santa Rosa es una de las ciudades más peligrosas de América Latina debido a la alta tasa de homicidios, provocada sobre todo por la violencia de las bandas. Uno de los mejores amigos de Santiago fue asesinado en un tiroteo cuando era un adolescente, y esto llevó a Santiago a mudarse a los Estados Unidos lo antes posible.

Santiago y María se casaron en Santa Rosa cuando él tenía 20 años y ella 19, y luego comenzó el largo proceso de emigrar legalmente a los Estados Unidos. Cinco años después, la pareja pudo venir a los Estados Unidos, donde tuvieron a su primer hijo, Brendan, tres meses después. Santiago dice que se siente muy afortunado de haber podido emigrar a los Estados Unidos legalmente y sin muchos problemas, porque dice que sabe que muchas personas en Guatemala no pudieron hacerlo.
Su vida en los Estados Unidos
Santiago sufrió un shock cultural cuando llegó a Nueva York. La parte más difícil para él fue aprender inglés. Dice que hay muchas diferencias entre Santa Rosa y Nueva York, como la temperatura, el ritmo de la vida, el nivel de educación, las actitudes de la gente y más, pero, como él tenía a su esposa e hijo con él, nunca se sintió perdido ni tuvo mucho miedo. Consiguió un trabajo como mecánico en Queens, y ha estado trabajando en el mismo lugar desde que llegó. Le gusta su trabajo allí y está agradecido con su padre por enseñarle las habilidades que ahora usa todos los días.
Su esposa, María, trabaja como asistente de enfermería en un hospital en Long Island. Su hija Laura está en su último año de la escuela secundaria y planea estudiar negocios en la Universidad de Villanova el próximo año. Su hijo Brendan está en su tercer año de universidad en Providence College, donde estudia finanzas y economía. Santiago y María están muy felices de haber tomado la decisión de mudarse a una edad temprana, porque sienten que sus hijos tienen una vida de mejor calidad con más oportunidades y una gran educación en Nueva York.
Cómo nos conocimos
Como se mencionó anteriormente, para Santiago, la parte más difícil de su transición a la vida estadounidense fue aprender inglés. Cuando llegó por primera vez, él y María no tenían experiencia previa con el idioma. Sin embargo, María aprendió rápidamente a hablar a la perfección después de conseguir su trabajo en el hospital, porque todos hablan inglés y es esencial poder comunicarse con los pacientes con toda claridad. Santiago no tuvo esta experiencia, porque todos los que trabajan con él también son inmigrantes de América Latina, y por eso siempre hablan español en el lugar de trabajo porque es más cómodo para ellos.
Dice que al principio le gustó esto, pero ahora desea que hubieran estado hablando en inglés todo el tiempo, porque todavía no tiene confianza al usar el inglés después de haber vivido en Estados Unidos durante 21 años. Cuenta que a pesar de que su esposa e hijos hablan inglés muy bien, no quería pedirles ayuda porque se avergonzaba de no hablar bien el idioma después de tantos años y pensaba que debería ser un ejemplo para sus hijos. Hace cinco años, Santiago decidió inscribirse en clases de inglés en su iglesia, pero no se lo contó a su familia porque tenía vergüenza.
Yo fui su profesora de inglés durante un año en mi último curso en la escuela secundaria. En ese tiempo aprendí mucho sobre su vida y su cultura, y descubrí que su hijo Brendan y yo planeábamos ir a la misma universidad el año siguiente. Ahora Brendan es uno de mis mejores amigos y mantengo una relación muy cercana con toda la familia de Santiago.
Tuve la oportunidad de viajar con su familia a Florida, donde pude conocer a las sobrinas, sobrinos, padres y hermanos de Santiago, que estuvieron visitando a algunos sobrinos que se habían mudado a Florida. Mientras estuve allí, hablé con todos ellos sobre sus vidas, y aprendí mucho. Tres de los sobrinos mayores de Santiago se han mudado a Florida en los últimos dos años, y él está emocionado de ser un guía para ellos, y los ha estado ayudando a mejorar su inglés.

El futuro
Santiago dice que sus hijos Laura y Brendan son sus mayores logros, y que está muy orgulloso de ambos. Está muy contento en su trabajo, donde ahora es gerente de la tienda. Este verano, comenzará a tomar cursos de negocios en una universidad local, y espera poder abrir su propio taller mecánico. Santiago ha querido hacer esto durante muchos años, pero ahora finalmente se siente confiado con su inglés y espera que su hijo Brendan pueda ayudarlo a estudiar porque está en su último año de la carrera de negocios en la universidad. María, su esposa, también ha regresado a la universidad para obtener su título en enfermería.