
PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2018, 71.826 dominicanos emigraron a España. Este número es más que una estadística, cada número es representante de una historia migratoria y son todas diferentes, pero con algo en común: todos han tomado la decisión de dejar a la quisqueya, la bella isla caribeña. La historia migratoria de la joven Olayha Abréu Guzmán es una de muchas. A los 16 años, Olayha se reunió junto a su madre, quien ya había estado viviendo en España por cuatros años junto a su esposo, al que conoció aquí. La joven llegó a Barcelona y un mes después de la llegada de Olayha, su madre y su padrastro decidieron mudarse a Sevilla porque a su madre se le presentó una oportunidad de trabajo.
“Entendía su decisión perfectamente, me dolió y no quería que se fuera, pero luego entendí, siempre ha sido de mente abierta, y bueno, sabía que era un futuro para mí…”, cuenta Olayha sobre la marcha de su madre.
Aunque Olayha era una niña de 11 años cuando su madre tomó la decisión de emigrar a España sin ella, dice que la entendió perfectamente. Había tomado esta decisión “para realmente echar para alante, buscarme un futuro. En mi país la cosa en ese tiempo no estaba tan buena. Pues vino y lo logró”. Esta es una de las razones más comunes por la cual muchos emigrantes dejan su país, muchas veces, sin querer.
Cada año el número de emigrantes dominicanos continúa aumentando. Según Datosmacro.com (República Dominicana – Emigrantes totales 2019), en 2019 había 1.558.668 emigrantes dominicanos, un 15,18% de la población de República Dominicana. El año anterior, había 1.443.030 emigrantes, el 14,19% de la población del país. Datosmarcos.com establece que “Los principales países de destino de los emigrantes dominicanos son Estados Unidos, donde van el 79,20%, seguido de lejos por España, el 11,28%, e Italia, el 3,11%”.
Los abuelos de Olayha al igual que sus primos y tíos tomaron la responsabilidad de cuidar de ella. Explica Olayha que la transición para familiarizarse y convivir con sus nuevos tutores fue fácil y rápida. El hecho de dejar a niñas y niños con abuelos u otros seres queridos es algo que también ocurre a menudo en el proceso de la migración.
En 2018, seis años después, un mes antes de cumplir sus 17 años, Olayha emigró a España. Ella ya había terminado sus estudios secundarios en su país y no tenía planes de continuar sus estudios universitarios. La nueva vida en España fue complicada. “Me adapté muy tarde, fue muy difícil”, recuerda. Al llegar al país con esta edad le era difícil encontrar trabajo. Sin trabajo y sin planes para estudiar en la universidad, también se le hizo difícil encontrar amistades. “Lo que hice fue cursos de maquillaje, fui al gimnasio, me apunté en voleibol, cosas así. Me la pasaba viajando, iba a Barcelona, Canarias, Madrid…”.
Aunque la joven trató de mantenerse ocupada, no le gustó España. Comenzó a sentirse muy depresiva y por eso su madre la mandó de vacaciones a República Dominicana para sus 18 años. Este viaje fue esencial en el desarrollo y adaptación de Olayha a su nuevo hogar. “Yo duré aquí un año sin amigos. Un año completo sin amigos”, subraya sobre el principio de su nueva vida en España.
Al volver a su país de vacaciones por un tiempo, Olayha pudo relajarse y cuando regresó a España, llegó más motivada ya que tenía la edad para buscar trabajo. Su meta ahora es ahorrar lo más que pueda y volver a su país a vivir. Esta es la meta de muchos emigrantes, volver a su tierra. En el futuro, la joven no considera continuar sus estudios, pero dice que tiene su futuro bien claro de momento: “Quiero tener negocios con los que yo pueda vivir y luego me quedaré allá”. Uno de los negocios que aspira tener Olayha es una inmobiliaria, de bienes raíces.
“Aquí la persona es muy diferente a los dominicanos; aquí, te miran raro si eres inmigrante, más si eres de piel oscura”, dice sobre el trato que percibe en la calle en España. Una de las dificultades de ir a vivir a otro país es el choque por las diferencias entre culturas. “Son muchas, comienzo y no termino”, dice Olayha. Afirma que los españoles son muy diferentes a los dominicanos y pone como ejemplo que cuando ha tratado de pedir información en las calles, han reaccionado de mala manera. Añade que esta experiencia de lo que ella percibe como rechazo no solo la ha tenido por las calles, sino también cuando ha tratado de mantener amistades y en el ámbito laboral.
Después de viajar a su país por primera vez después de su llegada a España, ella comenzó a conocer gente. Recuerda de esa época: “Conocí a personas españolas, ecuatorianas, pero no me penetré mucho con esas personas. No sé si era porque no éramos compatibles, pero cuando encontré personas de mi nacionalidad, nos entendimos perfectamente. No es denigrando, pero es muy difícil aquí. Al contrario, nos denigran a nosotros”. Aun con estas experiencias, la joven ha podido mantener amistades en su trabajo en un restaurante peruano, donde trabajan dos dominicanos con ella y otros emigrantes.
Asegura Olayha que estas experiencias no son solo suyas, y que cada dominicano que ha conocido le ha contado que ha pasado por lo mismo. Se le ha hecho difícil adaptarse a las amistades, al tiempo, a la hora. También comenta que para estos amigos dominicanos de Sevilla ha sido un poco más fácil la convivencia, ya que viven en el centro de la ciudad, donde hay más compatriotas, mientras que ella vive a unos 15 o 20 minutos fuera del centro.
Su lema es: “Tú tienes que tratar a los demás como te gustaría que te traten a ti”. Olayha es camarera y pudo encontrar este trabajo por vía de un amigo de su madre que trabaja en el mismo restaurante, pero en otra localización. Al no ser mayor de edad al principio, no pudo encontrar trabajo, pero luego, por tener una conexión, sí pudo comenzar a trabajar. Olayha explica que “si no tienes una cuña o, como dicen aquí, un enchufe, no te dan trabajo». Cuenta que los empleados, el jefe y el encargado la tratan súper bien, y que de su trabajo no se puede quejar. Pero ser camarera no es nada fácil ya que tienes que tener mucha paciencia y estar siempre al servicio del cliente. Dice que ha recibido trato diferente de los clientes y no tanto por su color de piel, como por lo siguiente: “Cuando tienen mucho conocimiento y creen que esa persona carece de ese conocimiento, la humillan”.
Y, por supuesto, su reacción es muy sabia: “Al ser camarera y ellos venir a comer, teniendo dinero, quieren pisotear al que le vende. Todos somos trabajadores. Algún momento tú llegarás a tener clientes también. Tú quizás vienes hoy aquí a comer, tú eres mi clienta, y yo soy la que te vende, pero algún día yo iré a tu negocio y yo seré la clienta. Entonces tú tienes que tratar como te gustaría que te traten a ti”. A pesar de situaciones como esta, siempre mantiene su sonrisa por fuera, aunque por dentro sienta mucha rabia. Nunca le falta respeto.
Aparte de enfrentar diferencias, a la joven le gusta mucho que en Sevilla puede encontrar tranquilidad y creatividad. “A veces llega un momento en que una necesita paz, y Sevilla te la da. Cuando salimos a los centros comerciales, ves muchas cosas bonitas, aquí son muy creativos”. Olayha comenta que parte de esta creatividad que ella aprecia tanto se nota durante la Feria de Abril.
Olayha dice que las conexiones con las amistades y los familiares en República Dominicana se han mantenido muy bien, pese a los 6.691 kilómetros de distancia y las horas de diferencia, 5 en invierno y seis en verano. “Sentimos la misma vibras cuando nos vemos y aun cuando hablamos por cámara es como si estuviéramos en persona”. Lo único que Olayha quisiera es estar junto a ellos para poder compartir, salir de fiesta y pasarla bien.
Aunque esta jornada ha sido difícil para la joven, ha podido aprender cosas muy importantes. Lo más importante ha sido: “Valorar las cosas más, porque ya me doy cuenta de que para conseguir algo tienes que trabajar muy duro y ser un poco más responsable”. Trabajar ocho horas al día, cinco días a la semana, ha hecho que la joven emigrante aprenda esta lección.
Al fin, Olayha comparte un mensaje importante para los emigrantes: “El emigrante, o las personas que venimos aquí por un porvenir, los que emigramos a otro país, debemos de tener claro una cosa; que sea a quedarte o no quedarte, debes luchar y crecer como persona. O sea, tú no vas a salir de tu país a ser lo mismo que tú eras allá. Tú tienes que salir de tu país a ser mejor o diferente, y súper más diferente de lo que eras, ya sea monetariamente, en estudios… “.
Explica que no descarta los estudios ya que en un futuro le interesa aprender inglés o ser azafata, y que cuando se centre un poco, va a explorar estos intereses. Y añade que cada día está cumpliendo más esa meta de ser diferente, a diferencia de cuando llegó al país. “Cuando vine no tenía nada, ni dinero, no me podía dar mis gustos, dependía de mi madre», recuerda. «Ya yo trabajo, dependo de mí, salgo para donde quiera, gasto lo que quiera, puedo comprar lo que quería, mando dinero a mi país, estoy ahorrando también. Son cosas que no hacía antes y en mi país para yo hacer eso y ganar la cantidad de dinero que gano aquí, tendría que luchar mucho”.
No hay nada mejor que sentir que uno está progresando y alcanzado su meta, más como emigrante.