La viajera

La autora del reportaje (izquierda) junto a Renee y Tazi / REBECCA TORRENCE

Renee McCorkle, la estudiante de Michigan que llena su vida con aventuras

Renee llega tarde al desayuno, acercando una silla a la mesa donde ya estamos sentandas. “¡Lo siento, no organicé bien el tiempo en absoluto!” Una sonrisa se escapa de sus labios. Renee nunca organiza bien el tiempo. Pero con esa sonrisa, es imposible seguir enfadados con ella.

Esta mañana lleva una camiseta negra, jeans, y dos aros de plata colgados de sus orejas que rozan ligeramente su pelo rubio rojizo––ropa sencilla perfecta para un día de exploración en Madrid. La plata de sus pendientes combina con la de su aro en la aleta de la nariz, y también con la plata de su collar de los Grandes Lagos. Lleva ese collar cada día, recuerdo del estado donde creció, Michigan. Aunque está estudiando en Sevilla durante el semestre, conserva su identidad del medio oeste con orgullo.

Después de unos minutos, Renee vuelve a la mesa con una leche manchada y una baguette tostada con jamón y queso en la otra. En todos sus viajes, la inmersión cultural ha sido siempre una prioridad. “¡Nunca me he quedado en un hostal que ofrezca desayuno gratis!” exclama. Se toma la leche manchada a sorbos mientras arquea las cejas, y esconde su sonrisa detrás de la taza. Además del desayuno gratis, Renee ha descubierto que nuestro hostal también ofrece sangría gratis y juegos de mesa los viernes por la noche. Hoy es viernes, y Renee ya se ha asegurado de decirnos que asistiremos.

A su izquierda está Tazi, que apoya su cabeza en el hombro de Renee y deja escapar un suspiro cansado. Tazi también lleva un aro en la nariz, el mismo aro pequeño de plata que Renee. Los piercings son un recuerdo del semestre que ambas estudiaron juntas en Chile, donde se conocieron. Los habrían preferido de botón, pero la tienda en Chile solo tenía aros, y ellas no querían esperar a tener ese recuerdo.

Cuando Tazi levanta la cabeza del hombro de Renee, se quita el pelo de la cara. “Necesito un corte de pelo”. A la mañana siguiente, saliendo de Madrid en el autobús, conocerá y se hará amiga de una gaditana cuya madre es peluquera. Una semana después, Renee estará en su casa de Cádiz y la madre le cortará el pelo. Luego nos traerá muchas buenas historias de ese fin de semana. Renee siempre tiene historias que contar.

Mientras Tazi y yo charlamos sobre nuestros planes para el día, satisfechas con nuestro horario, me doy cuenta de que Renee ha entablado una conversación con el chico que está sentado en la mesa de atrás. Se llama Hunter y es un estudiante de California que está pasando el semestre de primavera en Paris. El rostro de Renee se ilumina. “Siempre he querido viajar a Paris”, exclama. “¿Qué planes tienes para hoy?”, le pregunta. Hunter explica que va a pasar el día en Toledo.

“¿Toledo? ¡Hombre, he oído que es una ciudad muy hermosa!”, dice Renee mirándonos a Tazi y a mí. Sus ojos brillan con entusiasmo. “¡Debemos ir con Hunter!”

Tazi y yo nos miramos la una a la otra con los ojos muy abiertos. ¿En serio se está auto-invitando Renee al viaje de este extraño? No está bromeando. Antes de que podamos darnos cuenta, ya está buscando billetes de autobús en su móvil.

No puedo resistir la sonrisa que aparece en mis labios. Ya sabemos que vamos a seguirla a cualquier sitio que vaya. Qué alegría ser personajes de su historia.

Renee / REBECCA TORRENCE