
Uno de los secretos mejor guardados de España es el tratamiento atroz que se les da a los galgos, una raza muy popular de perros de caza. Pero la Fundación Benjamín Menhert, un gigantesco refugio de perros de la provincia de Sevilla, contribuye a paliar esta difícil situación desde hace más de 10 años, salvando a los perros del terrible destino que les espera después de dos o tres años de utilidad.
A 25 kilómetros en dirección suroeste del centro de Sevilla, pasada la ciudad de Dos Hermanas, se escucha a más de 600 galgos a todas horas del día. A veces, todos se unen en un aullido de sirena que se puede escuchar a kilómetros de distancia. Eventualmente este aullido se detiene y se pueden escuchar los diversos sonidos de cada perro, algunos llantos, algunos gritos, algunos ladridos, algunos gruñidos y algunos ronquidos.
Al mirar sus rostros sonrientes y sus colas meneándose, nadie diría que estos perros han sido maltratados, golpeados, desatendidos o abandonados hambrientos y sedientos. Hay algunos a los que incluso han quemado o ahorcado. Sin embargo, la mayoría de ellos todavía corren hacia la cerca cuando alguien camina junto a ella. Algunos, en cambio, se encogen de miedo en la esquina y ladran, otros se acercan lentamente para saludarte, pero saldrán corriendo al ver cualquier movimiento brusco.
Los voluntarios van de una jaula a otra, asegurándose de que la comida y el agua sean abundantes y, durante la ronda, dejan que los perros salgan de sus jaulas para que corran en una zona más grande y hagan ejercicio a diario. Otros voluntarios pasan su tiempo en el hospital, cuidando a los perros enfermos y heridos, y otros se sientan con los perros más tímidos, tratando de aliviar su miedo a los humanos.

Todos tienen diferentes historias, diferentes razones por las que terminaron en la Fundación de Benjamín Menhert, pero todos tienen una cosa en común: fueron rescatados. Durante 10 años, la Fundación BM ha estado rescatando a los galgos de destinos horribles en toda Andalucía.
Los galgos, como muchos otros animales en España, se consideran una propiedad y, por lo tanto, los tratan como tal. Desde su nacimiento, cada cachorro ya está compitiendo con sus hermanos para ver cuál será el mejor perro de caza o de cría para los galgueros o criadores. Una vez que el galguero decide qué cachorro será el mejor cazador, al resto los arrojan a las calles o al campo, abandonados, y tienen que valerse por sí mismos. A partir de ahí, la selección natural decide el destino de la mayoría de estos jóvenes galgos. Para los elegidos, como el candidato para la caza, comienza el período de capacitación, pero sus vidas también serán cortas.
Una vez que estos perros alcanzan la edad de dos o tres años, se los considera demasiado viejos para seguir cazando y, por lo tanto, son brutalmente asesinados o los golpean y luego los dejan morir. Las armas rara vez se usan para matar galgos, porque los galgueros prefieren ahorrar balas.
“Los tratan increíblemente mal, los golpean, les cortan las orejas o la cola, les rompen las piernas, los dejan caer a un pozo, les prenden fuego o los cuelgan de los árboles”, cuenta Natasha Duijvelaar, casera de la Fundación. Cuando un galgo entra maltratado, la fundación hace todo lo que puede para salvar al perro. Administrar una inyección letal es siempre la última opción.

Lauren, ahora adoptado, es un galgo que llegó a FBM y, durante un año, se le sometió a una atención diaria extrema. Cuando llegó a FBM, tenía las patas atrofiadas y estaba completamente paralizado —los veterinarios creen que lo arrastraron colgando de la parte trasera de un coche. Todos los días, sedaban a Lauren para limpiar sus heridas y soltar lentamente sus articulaciones atrofiadas. Y todos los días, seguía habiendo espíritu en sus ojos. Después de una terapia física intensiva, Lauren puede hoy caminar y correr como cualquier otro perro, y disfruta de la vida en Italia. “Es un niño feliz, el más fuerte que haya visto en mi vida. Adora a todos los perros y a todo el mundo. Su transformación ha sido genial”, dice Travis Patenaude de Lauren, fundador de Love, Hope, Believe Galgos, una organización que colabora desde Estados Unidos con la Fundación BM, llevando galgos allí para que sean adoptados.
Pero no todos los perros acaban teniendo un final feliz. Natasha recuerda el caso de un galgo que entró recientemente en la Fundación con el cuerpo entero quemado. Durante dos semanas, los veterinarios y el personal de FBM intentaron salvarlo, pero la chispa de sus ojos se había apagado. “Estaba empezando a sanar un poco, pero tenía mucho dolor y, como no podía soportarlo, se rindió. Los veterinarios decidieron sacrificarlo. El espíritu desapareció de su rostro”.
Además de la atención veterinaria, tanto para los perros rescatados como para el público, la Fundación ofrece multitud de otros servicios. Hotel Canino es una pensión para perros, para uso del público. También ofrecen 420 horas de cursos de veterinaria para estudiantes y talleres de sensibilización en las escuelas para educar sobre el maltrato a los animales. En las instalaciones, también hay una casa para que los voluntarios se queden durante su estancia, ya que muchos de ellos vienen de fuera de España. FBM también admite gatos y perros de otras razas igualmente necesitados. “Éste es el centro de rescate más grande que hay en España, y les garantizo que es la mejor carrera”, dice Bud O’Connor, voluntario llegado de Chicago.
FBM fue fundada en 2009 por la alemana Gisela Menhert, activista por los derechos de los animales que se mudó a España hace más de 20 años. La fundación se puso en marcha después de que Gisela rescatara a Bianca, una galga abandonada muy tímida que había pasado años viviendo en las inmediaciones de un centro comercial de Madrid. Bianca inspiró a Gisela a aprender más sobre la historia de los galgos, y la Fundación Benjamín Menhert surgió poco después.
Desde que abrió sus puertas en 2009, FBM ha rescatado a más de 10.000 galgos y ha facilitado la adopción de más de 9.000. A FBM llegan entre cinco y 15 perros al día y da en adopción a entre 20 y 100 perros mensualmente. Pero, aun así, más de 160 galgos son abandonados diariamente en toda España. “Es difícil cuando la gente pregunta por qué los tratan de esta manera, no se les puede dar una explicación racional. No hay una respuesta racional y compasiva. Muchas veces puedes preguntarle a un galguero qué significa ese perro para ellos y por qué sienten que pueden deshacerse de él, y es como si estuvieran hablando un idioma diferente”, cuenta Travis. Las leyes españolas también perpetúan estas posturas. Los galgos, a ojos de la ley, son como una propiedad y, por lo tanto, no tienen los mismos derechos que otros animales.
Todo esto da a España mala fama, especialmente ante los grupos y activistas por los derechos de los animales, pero lo que muchas personas no recuerdan es que la mayoría de las veces, son los españoles los que adoptan a estos perros, haciendo también el trabajo duro sobre el terreno. A veces, a los que adoptan a estos perros se los mira mal en sus pueblos, y se les rechaza por pensar que los galgos podrían ser una mascota familiar. Pero, a medida que la lucha por los derechos de los galgos se ha vuelto más generalizada y más conocida, la imagen que tienen de los galgos muchos españoles también está cambiando para mejor.
“Son perros divertidos. A pesar de todos los abusos que han sufrido, son muy complacientes y cariñosos. Con la vida tan horrible que han tenido, no tienen nada de mal genio”, comenta Bud.

Los galgos también son perros increíblemente inteligentes que pueden resolver problemas tan rápidamente como los humanos. Desde abrir neveras para obtener comida cuando tienen hambre, hasta descubrir cómo abrir la puerta principal para ir a ver a su vecino favorito, los galgos mantienen a sus dueños alerta. Además, como explica Catalina Salley, “Los galgos pueden mantenerse en cualquier lugar, en un sótano, en un contenedor, en la calle. Siempre están buscando comida y son capaces de escapar de cualquier estructura en la que se los encierre”, dice Catalina, fundadora junto a Travis de Love, Hope, Believe Galgos.
Además de facilitar la adopción de perros en Estados Unidos, FBM también trabaja con organizaciones en Bélgica, Holanda, Alemania, Italia y Francia. Natasha y Corné Duijvelaar, son voluntarios a tiempo completo y empleados que viven en las instalaciones de la Fundación. Ambos trabajan estrechamente con una organización en Holanda, ya que nacieron, se criaron y se casaron allí. Después de descubrir la historia de los galgos, ambos dejaron sus trabajos a tiempo completo para mudarse a España y unirse a la lucha. Ahora, Natasha trabaja como casera y Corné ofrece su tiempo como voluntario, haciendo videos y fotos y trabajando para que los galgos sean adoptados en Holanda.
Natasha y Corné adoptaron a dos galgos antes de mudarse a España y recientemente han adoptado a Tapón, de cinco meses de edad, que tiene un trastorno alimentario que lo obliga a sentarse en un asiento tipo trona para poder comer. Tapón, a quien Natasha y Corné están criando, se considera la mascota de la Fundación; todos conocen y quieren al cachorro flaco. Cuando no están cuidando a sus propios tres perros, tanto Natasha como Corné están en las instalaciones de la Fundación, cumpliendo con sus tareas diarias.
Cada día en la Fundación de Benjamín Menhert es diferente; Entran nuevos galgos, algunos heridos, otros enfermos y otros perfectamente bien. Otros perros encuentran su hogar para siempre. Pero los galgos siguen ladrando, llorando y roncando. •