Rosie the Riveters

Cuando era más joven no era una chica típica. Me encantaba la historia y los personajes de otras épocas. Entonces, mi idea de divertirme era investigar un evento histórico durante nueve meses y crear una exposición de museo. Con cualquier tema que seleccionara, me perdería en su mundo. Hice estas exposiciones durante cinco años. Con el segundo de mis proyectos, investigué las mujeres en los Estados Unidos que realizaban trabajos fuera de la casa al principio de la Segunda Guerra Mundial. Esas mujeres (y también chicas jóvenes) tienen el apodo de “Rosie the Riveters”.

Durante mi investigación, descubrí que habría una reunión de estas mujeres para darles un lugar en el que reunirse y honrarlas por su papel en las fábricas industriales durante la guerra, así que hice planes para asistir a la conferencia. Quería aprender todo lo que fuera posible sobre las experiencias de las “rosie the riveters”, y que mejor manera que entrevistarlas en persona.

Por eso, viaje a Omaha, Nebraska, el primer fin de semana del verano para asistir a la reunión. Cuando llegué, encontré a más e veinte mujeres con muchos años. Yo estaba llena de alegría porque necesitaba más información para investigar mi tema, y ahora tenía las mejores fuentes de todas. Empecé a entrevistarlas una a una y a conocer sus historias. Me dijeron cómo encontraron trabajo en las fábricas cuando sus esposos se fueron a luchar en la guerra y también el esfuerzo por equilibrar todas las responsabilidades de la vida doméstica y la carrera.

Esperaba encontrar información así para mi investigación. Sin embargo, lo que no esperaba encontrar era su entusiasmo por la vida. Estas mujeres todavía tenían un espíritu juvenil como si solo tuvieran veinte años. También me contaron historias de aventura y amor, de riesgo y desamor, de valor y determinación y las cosas que importan cuando los tiempos son difíciles. Empecé a verlas como no tan diferentes a mí, por su humanidad y más de un fuente. Me mostraron una parte del espíritu humano y me dieron más que una entrevista sobre el tiempo de la guerra, porque ellas representaban mucho más que solo ese período de tiempo.

Salí de la conferencia ese día agradecida por el tiempo que había compartido con ellas y por lo que me habían dado. Lo que no esperaba era descubrir que yo les había dado algo a estas mujeres.

Más tarde, después de ​​unos meses, recibí una carta de la hija de una de las mujeres que había entrevistado agradeciéndo que una persona joven como yo se hubiera tomado el tiempo para escuchar sus historias, que eso significaba mucho para estas mujeres.