Cuando mi bisabuelo embajador se opuso al dictador Trujillo

Rafael Brache y sus hijas.

PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’

Soy Susana Pérez, y soy una orgullosa descendiente de inmigrantes dominicanos. La República Dominicana es un país pequeño y bonito en el Caribe, que es conocido por sus playas y bellas montañas. Antes de que la República Dominicana fuera un destino turístico, ya era una isla con una historia muy larga y turbulenta. Mi familia ha vivido allí por muchas generaciones, y hoy en día tengo casi 75 familiares en la isla. Mis antepasados migraron a la República Dominicana desde la región vasca de España durante el siglo XVIII, no estamos seguros de por qué razón. Ahora mi familia en la República Dominicana está muy segura y le va muy bien, pero su vida allí no siempre ha sido tan estable y feliz. Hubo una generación de ellos que vivió con miedo por la persecución y la muerte. Aqulla época, la del reinado del presidente Rafael Trujillo, todavía impacta a los dominicanos hoy en día. Es una mancha en la historia dominicana, pero es muy importante recordar las vidas perdidas y a la gente que luchó contra el dictador.

Rafael Trujillo nació en 1891 en una familia de clase media baja en la República Dominicana. Durante su formación fue entrenado por los marines de los Estados Unidos, y ganó el puesto de comandante en jefe del Ejército Nacional en 1927. En 1930, tropas rebeldes derrocaron al gobierno, y aunque Trujillo mantuvo su neutralidad, asumió el control del gobierno a través de la intimidación de sus adversarios. En 1930 empezó la época de Trujillo, que continuó durante treinta años. Durante sus primeros años de poder, Trujillo reconstruyó la capital, Santo Domingo, y la renombró “Ciudad Trujillo”. Trujillo mejoró el alcantarillado público, las calles, escuelas, hospitales y otros servicios, pero gobernó con puño de hierro. Trujillo tenía ojos en todos los lugares, y la gente tenía miedo de decir algo malo sobre él incluso cuando estaban en sus casas. Su policía secreta muchos espías, y si se sospechaba que eras antiTrujillo, te hacían desaparecer.

Trujillo no solo hizo desaparecer a sus oponentes, sino que también fue responsable por el genocidio de más de 30.000 haitianos durante su dictadura. Quería mantener la blancura de piel de los dominicanos, e inculcar miedo en todos. Hay muchos habitantes de la República Dominicana que son afrolatinos, y Trujillo quería “purificarlos”. Durante su mandato, aunque llevó estabilidad y prosperidad a la República Dominicana, abolió los derechos humanos y civiles más básicos, y dejó una marca permanente en la cultura y la composición del país.

Mi bisabuelo Rafael Ángel Brache Ramírez, embajador de República Dominicana en Estados Unidos.

Mi bisabuelo Rafael Ángel Brache Ramírez nació en 1888 en La Vega, un pueblito de República Dominicana. En 1914 fue elegido al congreso nacional, pero dimitió en el año siguiente para unirse al cuerpo diplomático. Durante el golpe de estado del año 1930, mi bisabuelo apoyó a Trujillo porque no quería el gobierno corrupto que estaba en el poder hasta entonces. Durante la primera mitad de los años 30, mi bisabuelo tuvo relaciones muy buenas con Trujillo. Rafael Brache fue embajador dominicano en los Estados Unidos desde 1930 a 1931, y de 1934 a 1935; embajador en el Reino Unido desde 1931 hasta 1933, y secretario de Finanzas desde 1933 hasta 1934. Su relación con Trujillo era tan cercana que el dictador fue el padrino de mi abuela, hija de Rafael. Durante la época de Trujillo había mucha desigualdad, pero en este caso mi familia estaba en el lado poderoso. Aun si no hubieran sido partidarios de Trujillo, habría sido demasiado peligroso decir algo.

En 1935 todo cambió para mi familia. Como resultado de rumores sobre la implicación de mi bisabuelo con adversarios exiliados de Trujillo, fue despedido de su posición de embajador en Estados Unidos. Fue convocado de vuelta a la República Dominicana para comparecer ante un tribunal del gobierno, pero se negó a volver. Él sabía que si volvía a la isla mientras Trujillo estuviera en el poder, la policía secreta lo mataría. A causa de eso, dimitió del Partido Dominicano en marzo de 1936 y su pasaporte fue revocado. A partir de ese momento, mi bisabuelo, su esposa Dolores y sus 9 hijos e hijas no podían regresar a su país nativo. Eran refugiados en los Estados Unidos. Aunque no podía regresar a la República Dominicana, sí podía burlarse de Trujillo, su nuevo enemigo, desde lejos. Este acto de rebelión, incluso desde la distancia, fue muy peligroso. Varias veces durante su dictadura Trujillo intentó matar a sus enemigos fuera del país, incluyendo a Rómulo Betancourt, el presidente de Venezuela, y a algunos periodistas exiliados en los Estados Unidos.

En noviembre de 1937, el congreso nacional de la Republica Dominicana declaró que mi bisabuelo y otros tres eran “dominicanos indignos” y “traidores a la patria” en respuesta por su condena pública de la masacre de Perejil. La masacre de Perejil fue la matanza de octubre de 1937 de haitianos en la frontera. Entre 20.000 y 35.000 haitianos fueron asesinados en este genocidio. Sin embargo, Trujillo tenía tanto poder que alguien que condenase sus acciones podía ser asesinado también aunque estuviera lejos. Durante esta época, muchos dominicanos fueron a los Estados Unidos, y ahora hay una comunidad muy fuerte allí. Durante muchos años, la República Dominicana negó las alegaciones contra ellos sobre el masacre de Perejil. En 1944, el gobierno haitiano pidió 750.000 dólares en reparaciones y el gobierno dominicano pagó 525.000, el equivalente de más de 9 millones de dólares hoy. Aunque el gobierno dominicano pagó mucho dinero, los sobrevivientes haitianos solo consiguieron 2 centavos por persona a causa de la corrupción en el gobierno haitiano.

Mi bisabuela Dolores Grecia Bernard González.

La vida de mi bisabuelo en los Estados Unidos fue muy buena. Vivió con sus nueve hijos e hijas en Washington Heights, en Nueva York, el epicentro de los dominicanos exiliados. Era una persona muy prominente en la comunidad, tenía muchos amigos y una vida muy entretenida. Trabajó como activista en su comunidad hasta 1961, cuando Trujillo fue asesinado, y el nuevo presidente declaró que mi bisabuelo y muchos otros dominicanos exiliados podrían regresar. Mi bisabuelo murió en Santo Domingo en 1965, y está enterrado allí con el resto de mis antepasados. Uno de sus hijos, Rafael Jr., quien estaba viviendo en Cuba, estuvo involucrado en el golpe de estado contra Trujillo, y al final pudo regresar también a su país.

Mi abuela Altagradia, en Washington Heights, Nueva York.

Aunque gran parte de la familia de mi abuelo regresó a la República Dominicana después de la muerte de Trujillo, mi abuela, Altagracia Pérez Brache, se quedó en los Estados Unidos con mi abuelo, Rafael Pérez. Mis abuelos se conocieron en Washington Heights porque mi abuelo también huyó de la República Dominicana durante la época de Trujillo. Él se fue en los años 30, pero no estamos seguros de en qué año exactamente. Él había estado muy activo en el movimiento de estudiantes contra Trujillo, por lo que no era seguro para él quedarse allí. Mi abuelo estaba en la facultad de medicina cuando tuvo que exiliarse, y fue al principio a Toronto, Canadá, para terminar su educación. Después se mudó a Washington Heights, donde conoció a mi abuela, y empezó su vida de doctor. En 1950, mis abuelos se mudaron a la isla de Puerto Rico, un territorio americano, porque extrañaban la vida de su isla pero no podían volver a la República Dominicana. Mi padre es el menor de cinco hermanos, y sus dos hermanos mayores nacieron en Puerto Rico. En 1953, mi abuelo fue reclutado por el ejército de los EEUU, y la familia se mudó a una base militar en Atlanta, Georgia. Mi abuelo sirvió en el ejército seis años con distinción, y fue licenciado honorablemente en 1958. Ese año, su familia se mudó a Buffalo, en el estado de Nueva York, donde mi padre y otros dos hermanos nacieron. Mi padre nació en Buffalo en octubre de 1961 y vivió allí toda su infancia.

Mis abuelos con uno de mis tíos en Puerto Rico.

Mi abuelo murió en 1973 de un ataque al corazón. Para los dominicanos, es una costumbre muy importante ser enterrado en su país de origen, con su familia. Entonces, la familia de mi padre envió por avión su cuerpo allí para que pudiera ser enterrado allí para siempre. Cuando mi abuela murió en 2005, también la enterraron con mi abuelo y el resto de su familia. Algo muy importante para la familia de mi padre es que ellos tuvieron éxito con el sueño americano. Mis abuelos tuvieron que salir de sus vidas de clase alta para ser refugiados políticos en un país extranjero. La comunidad de Washington Heights aportó mucho a sus vidas, y aunque mi padre nunca vivió allí, siente muy conectado con esta comunidad.

MI padre (a la derecha) y sus hermanos y una cuñada.

Cuando mi abuelo murió, mi abuela tuvo que cuidar de sus cinco niños sola, y durante una gran parte de su infancia y juventud mi padre vivió una vida muy difícil, en el borde de la pobreza. Pero ahora, con mucho trabajo, él y todos sus hermanos se pueden considerar exitosos. Mi padre es abogado y todos sus hermanos son médicos. Ahora, tenemos el privilegio de visitar a nuestra familia en la República Dominicana cada dos años. Estoy muy orgullosa de la historia de mi familia, y de la valentía de mi abuelo y de mi bisabuelo para poner sus vidas en peligro por el bien mayor de sus compatriotas.

Mi familia, en nuestra reunión para el día de Acción de Gracias.

 

Mi familia reunida en República Dominicana.