
PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’
Durante toda la infancia de Haley su madre y su padre siempre la han animado a ser abierta y curiosa sobre otras culturas. Haley dice que muchas de las tradiciones en su familia de seis la han ayudado a conocer más del mundo que simplemente Shorewood Village, Wisconsin. Por ejemplo, cada Nochebuena toda su familia se reúne en su casa para cocinar una comida de otro país. La comida cambia cada año. Para Haley esta tradición no sólo ha sido importante para acostumbrarse a probar comida nueva, sino que también la he ayudado a tener curiosidad sobre lugares extranjeros. Han cocinado desde comida brasileña a comida eslovena. El padre de Haley es de Eslovenia, así que él también ha sido una gran influencia en la vida cultural de su familia. Los padres de Haley la han llevado a ella y a sus tres hermanos muchas veces a Eslovenia para conocer a su familia y para enseñarles una visión más grande del mundo. Toda la infancia de Haley fue muy rica en aventura y experiencias, y ella sabía que quería continuar este tipo de vida cuando llegó a la Universidad de Madison.
Haley siempre había vivido en Shorewood Village desde que nació el 9 de mayo de 1996, pero cuando se fue a Madison, sabía que quería ir a otro país como estudiante extranjera por un año. Después de dos años en Madison, decidió que para el curso 2017-2018 se iba a ir a Madrid para continuar sus estudios en español y salud global. Haley quería ir a Madrid para seguir los pasos de su madre, que hizo este mismo programa cuando ella estaba en la universidad. La emoción era grande porque iba a viajar y conocer la misma tierra que recorrió su madre cuando ella era joven.
Durante todo el verano antes de ir a Madrid, Haley estuvo ahorrando dinero de su trabajo como jardinera municipal. Todos los días, de las 7 de la mañana hasta las 3:30 de la tarde, ella trabajaba en las calles, yendo a todas partes en Shorewood para cuidar sus parques. Le encantaba su trabajo porque podía estar al aire libre en la naturaleza. En su último día de trabajo, en los últimos diez minutos del día, dos semanas antes de irse a Madrid, toda su vida cambió.
El coche de jardinería que había conducido cada día del verano se le cayó encima de ella. La compañera de Haley estaba manejando el coche con el que habían ido a regar las plantas de la ciudad. Estaban bajando una colina y la compañera giró muy rápido en una esquina y el coche volcó. Haley no tuvo tiempo de pensar. En este momento no sabía qué iba a pasar con su futuro. Estaba debajo del coche y no podía salir. Lo último que puede recordar de ese día es cuando entró en la ambulancia para ir al hospital. Como en el primer hospital, en Milwaukee, no la podían ayudar, la mandaron al hospital de Madison. Este hospital está a unas dos horas de Milwaukee y allí se reunió con su familia. Después de despertarse en el hospital mucho después, descubrió que se había roto el húmero, la pelvis y la columna lumbar inferior. Además, se le habían desprendido los músculos abdominales de la pelvis. El accidente era tan horrible que cuando llegó al hospital los médicos no sabían si iba a ser capaz de caminar en el futuro. Durante un año Haley tuvo que dedicarse por completo a mejorar su salud. No podía ir a clase ni salir con sus amigas, porque todo el tiempo estaba en el hospital o en rehabilitación.

Ese año fue extremadamente duro, pero paso a paso mejoró. Alcanzó muchos hitos y estaba ganando más fuerza. Después de mucho tiempo, llegó el momento al año siguiente, en 2018, en que Haley pudo al fin regresar a clase. Después de un semestre completo en la universidad, empezó a pensar si todavía había una posibilidad de ir a estudiar a otro país. Consultó a sus doctores y a su facultad para saber si la iban a dejar ir. Después de mucho tiempo, ella estaba lista para hacer su viaje durante el curso 2018-2019.
Decidió que esta vez no iba a ir a Madrid, sino a a Copenhague, la capital de Dinamarca, y a Sevilla, en España, durante un semestre en cada ciudad. Quería ir a Copenhague para estudiar salud global y a Sevilla para aprender español. Cuando Haley eligió estas dos ciudades, no sabía que ser una estudiante extranjera (una inmigrante temporal) en estos lugares iba a resultar en dos experiencias muy diferentes.
Su experiencia empezó en agosto de 2018 cuando tomó un vuelo a Copenhague de la aerolínea finlandesa Finnair. Cuando Haley montó al avión, la azafata empezó a hablarle en lo que danés (o en finlandés). Físicamente, Haley parece muy escandinava. Mide 1,75 metros, tiene el pelo muy rubio y la piel blanca. Se parecía como a casi todos los demás en el avión. Por eso para ella estar en Copenhague no era, aparentemente, un gran cambio porque ella no destacaba por su aspecto de la mayoría de la población. Sin embargo, cuando las personas le hablaban no podía entender nada. La comprensión y la comunicación era una lucha en Copenhague. Ser extranjera y no saber el idioma hace más difícil la vida diaria, especialmente para conocer a la gente. Haley quería estar con daneses, pero le costaba entender lo que decían, especialmente los chistes. Tenía suerte de que durante su estancia allí encontró a mucha gente, de Dinamarca y de Estados Unidos, con la que podía hablar en inglés.
Vivía en una residencia que tenía a cinco americanos y a tres daneses. Vivir en una residencia fue una experiencia muy bonita para Haley. Estas ocho personas convirtieron la residencia en un hogar. Durante el semestre pasó con ellos mucho tiempo, cocinando juntos o paseando en bicicleta por la ciudad. A Haley le encantaba la vida en Copenhague porque podía caminar a todos lados, probar comida nueva y explorar su barrio. Aunque Haley estaba muy a gusto allí, siempre se sentía un poquito extraña siendo extranjera en este lugar que socialmente le parecía muy homogéneo. Según su experiencia, muchas de las personas que encontró tenían pensamientos muy similares y cerrados; no había muchas ideas diversas. Vivir en esta ciudad tuvo sus dificultades en diferentes momentos, pero disfrutó la mayor parte de su estancia allí. En general, su experiencia en Dinamarca fue rica en amistad y aventura.

Cuando la temperatura estaba bajando en enero en Copenhague, Haley estaba emocionada de poder disfrutar de una temperatura más templada en Sevilla. Este cambio fue agridulce. Haley ya estaba acostumbrada a sus amigos, a su hogar danés y su manera de vida. Era difícil porque sabía que ahora tenía que empezar otra vez de nuevo. Tenía que conocer nuevas calles, personas y costumbres. Cuando llegó a Sevilla, se sintió muy diferente a los demás. Con su pelo tan rubio, no podía ser más diferente físicamente que la mayoría de los sevillanos. Haley se sentía muy extraña en su nuevo destino porque le parecía que la gente la miraba con mucha curiosidad. Aunque en Copenhague sentía que podía encajar físicamente, en Sevilla era imposible no ser americana. Haley siempre he tenido el privilegio de estar en la mayoría de la población, de manera que esta experiencia ha sido muy importante para ella.
Estar en Sevilla le ha ayudado a abrir los ojos. Ahora puede empatizar con más gente sobre el tema de ser un forastero en otro país. Le he dado un respeto y admiración más grande hacia la gente que a la fuerza o por elección propia se va a otro lugar para estudiar, trabajar o por otras circunstancias. Cualquiera que sea la situación, le ha dado una comprensión más profunda de cómo la gente se siente en un país nuevo. Para ella, aprender esto no tiene precio. Ahora sabe más profundamente que es muy importante apoyar a la gente que viaja y que tiene este mismo sentimiento.
Un aspecto muy interesante es que aunque Haley no parece muy española, en Sevilla ella sí que podía entender todo lo que la gente le decía y también podía comunicarse con los demás. Esto era un gran cambio en comparación con Copenhague. Su vida aquí en Sevilla era muy difícil al principio porque todavía extrañaba su rutina en Copenhauge, pero se acostumbró muy rápido. Se sintió más en casa cuando conoció a sus nuevas amigas y se familiarizó con las calles. Ella vivía con una familia española que la quería y la trataba como si fuera una más. Su experiencia como estudiante extranjera ha sido muy diferente en la capital andaluza. Ha encontrado a mucha gente muy abierta con muchas ideas diversas. Haley piensa que Sevilla tiene más diversidad que Copenhague y que esto ha sido para ella un soplo de aire fresco. Su estancia en Sevilla durante la primavera de 2019 está llena de tapas con amigas, paseos por el río y lecciones de español a la hora del café.
Después de reflexionar sobre sus etapas en Copenhauge y Sevilla, piensa que las dos culturas le han enseñado y formado, cada una a su manera. Haley quiere llevarse muchos aspectos de las dos culturas a su casa en Estados Unidos para seguir practicándolas. Es muy importante para ella no perder lo que ha aprendido de los lugares que han enriquecido su vida.