
PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’
En un alféizar de pino polvoriento, en el medio del bosque y las montañas de Colorado, reposa un marco de hierro forjado. El marco, decorado con flores pequeñas y espirales delicadas, contiene una foto torcida, impresa en papel normal en vez de papel de fotos, como si la hubieran imprimido con prisa. En la foto hay dos personas mayores con gafas de sol; la mujer se sienta en el regazo del hombre, y los dos están sonriendo. En la esquina de la foto hay un dato impreso en tinta naranja: 9 de septiembre de 2004.
Esta foto -que tiene más de 14 años- es el último recuerdo físico que mi padre tiene de sus padres juntos. La ha sacado en nuestra casa en Indiana, en un raro día de verano en que el sol brillaba y al mismo tiempo no hacía calor; un día perfecto. Solo tenía seis años, y había una fiesta por el aniversario de la boda de mis padres. No sabíamos que en menos de un año, mi abuela tendría y moriría de un cáncer de mama, a los 77 años. No sabíamos que esta enfermedad y su componente genético nos empujaría a la misión de descubrir si también vamos a morir de cáncer.
Mi familia paterna tiene un linaje germánico. Siempre lo he sabido, porque cuando era niña mis abuelos iban a la misa católica en alemán y hablaban alemán en casa. Tenemos costumbres y tradiciones alemanas, como comer sauerkraut en el día de Nochevieja para tener buena suerte, o o decorar con un pepinillo el árbol de Navidad y dar dinero al primer niño que lo encuentre. Pero en realidad, yo no tenía una conexión real con el país de mi origen. No sabía si tengo raíces en otros países, o de qué parte de Alemania emigró mi familia. Y, después del diagnóstico de mi abuela, no sabía si otros parientes lejanos sufrían también la misma enfermedad. Entonces, con mi hermana mayor, nos dedicamos a estudiar nuestro linaje.
Todos mis abuelos y bisabuelos nacieron en Indiana, cerca de Cincinnati y el río Ohio. Mi abuela, Julia Mae, nació en 1928, hija de Edward Dober Jr. y Ruth Nees Dober, en Aurora, Indiana. Mi abuelo, Frank Edward Jr., nació en Lawrenceburg, Indiana, hijo de Frank Edward Weismiller Sr. y Gertrude Lux Weismiller. Sólo cuando se entra en la historia de los padres de mis bisabuelos -que nacierno en los primeros años del siglo XIX- mi historia familiar cambia de países. El padre de mi bisabuelo Frank Sr. se llamaba George y nació en Alemania, como los dos padres de mi bisabuelo Edward, que se llamaban Edward Dober Sr. y Josephine Mary Morgan Dober.

Por lo que sé, toda mi familia paterna tiene raíces en el sur de Alemania. Mi abuelo Frank -o, como lo llamábamos, Bunk- dijo que su familia era de Baviera, un estado del sureste de Alemania con fronteras adyacentes a Liechtenstein, Austria y la República Checa. Por el otro lado, mi abuela creía que su familia es de Baden-Württemberg, un estado cerca de Baviera con fronteras con Francia y Suiza. Pero no estaban seguros, porque cuando los inmigrantes vinieron a los Estados Unidos en esa época, no había mucho orgullo nacional ni conversaciones sobre el país en el que uno había nacido. Para los emigrantes, la primera meta de su emigración fue asimilarse en la nueva cultura. Mis tatarabuelos vinieron a un nuevo país porque querían que sus hijos y nietos y todas las generaciones siguientes tuvieran una vida mejor, con más oportunidades y recursos.
Cuando mi tatarabuelo George vino a los Estados Unidos, tuvo una cosa en mente: casarse con mi tatarabuela, Barbara. Barbara nació en Indiana, de padres alemanes, que eran amigos de la familia de George. Por eso, su matrimonio era parecido a un matrimonio concertado: los padres lo enviaron a los Estados Unidos para casarse con Barbara y que fuera ciudadano estadounidense. George emigró en 1868, cuando tenía sólo 16 años, y embarcó en este viaje solo. A pesar de que muchas personas hicieron lo mismo durante esa época y aún hoy en día, creo que hay que ser muy valiente para venir a un nuevo país sin nada, excepto esperanza.
En 1876, el mismo año de su matrimonio, George y Barbara dieron a luz a un hijo, George Jr. En total, la pareja tuvo cinco hijos: tres niños y dos niñas. Mi bisabuelo Frank, que nació en 1892, era el penúltimo hijo. Durante toda su vida, esta familia pequeña (relativamente, para la época) vivió en Lawrenceburg, Indiana.
Por el otro lado, los padres de mi bisabuela Gertrude Weismiller eran de Indiana. Sus padres eran Anthony y Amelia Lux, de Aurora, Indiana, un pueblo situado a 8 kilómetros de Lawrenceburg. Anthony y Amelia eran inmigrantes de la primera generación, con padres de un pueblo alemán muy cerca de Austria. Según mi abuelo, las familias de Amelia y Anthony viajaron en el mismo barco de Alemania a los Estados Unidos y eran amigos. Por eso, saco la conclusión de que el matrimonio entre Amelia y Anthony fue influido y sugerido por sus padres.
Anthony y Amelia tenían cinco hijos también, tres chicos y dos chicas, lo mismo que Barbara y George. Mi bisabuela Gertrude era la menor de la familia.
Mientras que los matrimonios de los abuelos de mi abuelo están conectados -había relaciones y conexiones entre las familias de las dos parejas-, el matrimonio de mi abuela Julia -o Judie, como la llamábamos- no se produjo por vínculos previos de su familia y la de su marido.
La historia de Edward Dober, el padre de mi abuela, es similar a la historia de mi tatarabuelo George: nació en los Estados Unidos, en Indiana, de padres alemanes: Edward Dober Sr. y Josephine Mary Morgan. Durante toda su vida, Edward Sr. y Josephine no tuvieron ciudadanía estadounidense y el estatus de los dos, hasta el año de su muerte, era el de extranjero. Edward y Josephine nacieron en Baden, un pueblo del estado de Baden-Württemberg, y emigraron en 1871. Edward era sastre, una profesión que es prevalente en mi familia hoy en día: mi abuela Judie era sastra también, y mi tía Ann cose en su tiempo libre. Edward y Josephine tenían seis hijos: tres chicos y tres chicas. Edward Jr., mi bisabuelo, era el segundo hijo de sus padres. A diferencia de su tocayo, que tenía más de 80 años al morir, Edward Jr. murió cuando era muy joven, con sólo 45 años, casi 10 años después de que naciera mi abuela. La causa fue un ataque al corazón, no el cáncer.
Mi tatarabuela Ruth tiene una historia muy diferente de los otros personajes de mi linaje. Ruth Dober nació como Ruth Nees de padres de Kentucky del norte, al otro lado del río Ohio. Sus padres eran Frank Nees y Mayme Nees, y desde el siglo XVII los miembros de esta rama de mi árbol genealógico han vivido en Kentucky (aunque el apellido “Nees” tiene raíces alemanas y holandesas) y se han casado con otras personas de Kentucky, con la excepción de mi tatarabuela Ruth. Ruth, la mayor de tres hermanos, nació junto al río en Indiana. Mientras Ruth y su familia vivían en Kentucky, de alguna manera Ruth conoció a Edward Dober, que vivía en Indiana, y estas personas, sin una conexión previa, se enamoraron. En mi opinión, esta relación, entre una chica del campo de Kentucky y un hijo de inmigrantes alemanes, es la única que nació del amor.
Este información -los apellidos, los nombres, los datos, las fechas- me los dio mi hermana y yo tengo ahora información suficiente para sacar la conclusión de que nadie en mi familia paterna murió por cáncer antes de mi abuela. Por lo menos, no oficialmente. Aunque ya conocemos el gen que predice el cáncer -el gen BRCA-, en mi opinión, no necesitamos saberlo. Este conocimiento no puede parar algo; solamente puede preocuparnos, y ¿qué sentido tiene la preocupación excesiva?
Aunque esta investigación en mi genealogía paterna empezó con una meta en mente, al final la he convertido en una misión investigadora más amplia. No podía parar, porque quería aprender más y más sobre mi historia. Perder a mis abuelos a una edad joven hizo que yo no me preguntara mucho sobre ellos. No tenía mucho conocimiento de mi pasado. Ahora sé mucho más, y cuando alguien me pregunta sobre mis raíces o el origen de mi apellido, puedo contestarle con confianza.