
PROYECTO DEL CURSO ‘MIGRATIONS IN TODAY’S GLOBALISED WORLD’
Como en muchas épocas en la historia moderna del mundo, la primera parte del siglo XX fue una época peligrosa para los judíos; especialmente los judíos europeos que vieron surgir el nacionalismo, el populismo y el antisemitismo en su continente. Alemania fue el centro, o sea la chispa de estos sentimientos, y es de este país de donde viene una parte de mi familia.
En 1892, mi bisabuelo Siegfried Lehmann nació en Berlín en una familia judía bien educada: su padre era el dueño de una librería con una colección importante de libros antiguos. La familia estaba muy conectada con las ideas filosóficas y políticas de la época, y fueron todos pensadores de izquierdas. Siegfried tenía dos hermanos, y entre ellos y otros miembros de la familia había comunistas y socialistas (Siegfried era socialista), y no siempre estaban de acuerdo con sus ideas. Pero todos siguieron los ideales del sionismo, la ideología de Theodor Herzl que promovió la migración de judíos de la diáspora judía al Mandato británico de Palestina; la tierra que hoy día es Israel, Gaza y Cisjordania. Siegfried en particular se convirtió en una persona importante en el ámbito intelectual alemán y europeo: tenía amigos famosos como Martin Buber y Albert Einstein, dos personas que le ayudaron a desarrollarse intelectualmente.
Siegfried soñaba con ir al territorio del mandato británico en Palestina y establecerse allí, pero se quedó en Europa por muchos años. Estudió medicina y sirvió en la Primera Guerra Mundial como médico para el ejército alemán. Durante la guerra, empezó su carrera en pedagogía cuando abrió un orfanato para niños judíos que habían perdido a sus padres en el conflicto. Después de la guerra, abrió otro centro de acogida para huérfanos judíos en Lituania. Lo abrió con su mujer, Rivkah (Klavanski de apellido de soltera), que también era médica. Ella fue una de las primeras mujeres en su región que fue a la universidad, y más aún para estudiar medicina. Hablaba muchos idiomas, incluyendo el lituano, el ruso, el inglés, el alemán, el hebreo y el yiddish, que es una mezcla de alemán y hebreo y que fue el idioma principal de muchos judíos europeos durante siglos. Los dos tenían mentes especiales, y juntos tuvieron un fuerte impacto en las vidas de un montón de personas.
La pareja decidió cumplir el sueño sionista y se mudó en 1927 al mandato británico, donde crearon una comunidad llamada Ben Shemen. Uso la palabra “comunidad” porque no es sencillo calificarla como una cosa u otra; fue, y sigue siendo, una combinación de cosas a la vez distintas y unidas. Principalmente, establecieron Ben Shemen como un lugar donde huérfanos judíos podían escapar de la ola creciente de antisemitismo en toda Europa y también trabajar juntos para la creación de una patria judía. Mi bisabuelo era el jefe de la escuela, donde aplicó la filosofía de su pedagogía. Los niños aprendían cosas tradicionales, pero él incorporó también la agricultura; un elemento que él creía que era clave para vincular a los estudiantes a su tierra y reforzar los sentimientos sionistas que sirvieron en parte como fundación ideológica de la comunidad. Mi bisabuela fue la médica principal de la comunidad, y cuando volvió allí en 2017 para conmemorar el 90º aniversario de su creación, escuché historias de gente mayor que contaban lo bien que ella les había tratado, y descubrí cuán importante fue ella para la función de la comunidad.

A los seis años de su llegada a Palestina, la familia había crecido. Siegfried y Rivkah tuvieron dos hijas; la menor se llamaba Aya, mi abuela. Ella se crió en el pueblo, participó en las actividades de artes, agricultura y otras que su padre había puesto en el currículo. Cuando mi abuela tenía casi seis años, empezó la Segunda Guerra Mundial. Por la amenaza de los nazis, Alfred, el hermano de Siegfried, se había escapado a Brasil, pero sus padres y su otro hermano se habían quedado en Alemania. Sus padres perdieron su librería, y por la mala combinación de ser judíos y de izquierdas, perdieron también sus vidas.
En 1940, Siegfried fue arrestado por el gobierno del mandato porque él había ilegalmente acumulado armas para defender su pueblo de ataques de los árabes que vivieron en los pueblos alrededor. Fue al cárcel en Jerusalén, donde es posible que hubo una gran, pero bastante posible, casualidad. Mi tía, quien se casó con mi tío, el nieto de Siegfried, es originalmente del Reino Unido, y ella tiene familiares que trabajaron para el gobierno eln Jerusalén, específicamente como guardia en el cárcel donde fue detenido Siegfried. Por eso es posible que nuestras familias interactuaron años antes del nacimiento de mi tío. Por suerte, debido a sus conecciones (por ejemplo con Albert Einstein), los Británicos lo dejaron salir del cárcel y volver a su pueblo.

Más o menos cuando terminó la II Guerra Mundial, empezó la guerra para la independencia del estado de Israel. Aunque mi bisabuelo era un idealista que tenía una fuerte amistad con el jefe de un pueblo árabe muy cerca del suyo, Ben Shemen fue rodeado en un ataque en el cual cortaron el acceso a recursos básicos como el agua y la comida. Mi abuela tenía, con solamente 13 o 14 años de edad, que ayudar en la defensa de su pueblo y de todos los chicos que vivían allí.
Cuando cumplió 18 años, Aya entró en el ejército del nuevo estado de Israel, que se acababa de proclamar apenas tres años antes, en 1948. Estaba allí cuando conoció a mi abuelo, Rami, un ingeniero. Él había nacido también en Palestina y había sido un miembro activo del movimiento juvenil sionista durante su niñez. Sus padres también vinieron a Palestina para evitar la persecución antisemita en la parte oriental de Europa y con el sueño de crear un estado judío. Así que él compartió muchos de los valores de Siegfried, Aya y su comunidad, y cuando se casaron, se mudaron los dos a Ben Shemen.
Allí nació mi tío Doron en 1955, y mi madre seis años después, en 1961. Aunque mi mamá nació en el mismo pueblo que mi abuela, en la misma clínica, técnicamente -o sea legalmente- nacieron en países diferentes. No fue un ejemplo de migración tradicional en que las personas cruzan las fronteras, sino un caso en que las fronteras cruzaron a las personas. Pero no tardó mucho hasta que la familia cruzó fronteras de nuevo; y cuando lo hizo, atravesó muchas. En 1964, cuando mi mamá tenía 3 años, mi abuelo se mudó solo a los Estados Unidos para estudiar ingeniería en la Universidad de Wisconsin. Me cuenta él que fue una transición bastante difícil, entre la cultura y el nuevo idioma; también tenía que soportar un brusco cambio climático, pasando de vivir en un casi-desierto a un estado con los inviernos más fríos en EEUU.
Pero se quedó, y cuando había ganado bastante dinero, trajo a su joven familia en los primeros meses de 1965. Mi abuela no hablaba inglés cuando llegó, tampoco mi tío ni mi mamá, pero es mucho más fácil aprender una idioma nuevo con 4 años que con 32. Y para mi mamá sí fue fácil: como me contaba cuando yo, de niño, veía en televisión Barrio Sésamo, ella aprendió inglés a través de este programa. Mi abuela, por otro lado, tenía que buscar una comunidad, una red de apoyo para aprender. Por suerte la encontró en la sinagoga local, donde también utilizó su lengua nativa para conseguir trabajo como maestra de hebreo hasta que aprendió bastante inglés para conseguir otro trabajo.
Mi familia ha atravesado fronteras internacionales, pero también cuando llegaron mis familiares a EEUU, participaron en migraciones internas. La familia se mudó a Minneapolis, Minnesota, cuando mi mamá estaba en el instituto, y cuando estaba en la universidad, mis abuelos se mudaron a Connecticut debido a un trabajo nuevo de mi abuelo. Después de graduarse de la universidad, mi mamá se mudó a Virginia, donde estaba estudiando mi papá. Unos años después, mis padres y mis abuelos, todos por razones de trabajo, se mudaron a las afueras de Boston, donde se han quedado hasta hoy.
Cuando emigraron mis abuelos de Israel, tenían planes de volver a su patria. Tiene sentido, creo, porque allí están muchos de sus familiares, sus amigos, y allí la gente no les pregunta de dónde son (que sigue pasando debido a los acentos fuertes que tienen los dos). Aunque han estado en EEUU más de 50 años, la mayoría de sus vidas, todavía no se consideran realmente a sí mismos como “americanos”. Han vuelto muchas veces a Israel para trabajar (en el caso de mi abuelo), para eventos especiales o para divertirse, pero con su edad, viajar tan lejos se hace cada vez más difícil.
Desde mi punto de vista, el hecho de que se hayan quedado ha sido una bendición. Ellos viven muy cerca de mí, y los veo muchísimo; puedo sentarme con ellos y escucharles contar las historias de mis raíces.
_____________
Enlace a un video sobre Ben Shemen: https://www.youtube.com/watch?v=7BcN3qu_P2s