La ambición de Ángel Guede

Ángel Guede

La autora traza el perfil de uno de sus mejores amigos en Sevilla

“Mi himno de hoy, hoy me siento un ganador, un paso más cerca de mi destino”

Tarareando a Tatarka, como todas las mañanas, Ángel Guede, sevillano de 29 años, alto, con peculiar barba y ojos soñadores, sube a su furgoneta para dirigirse hacia su trabajo en un estudio de diseño gráfico. La realidad, en cambio, es que lo que Ángel ama es el cine y quiere hacer de él no sólo sea su verdadero trabajo, sino también su vida.

«Yo, desde chico, siempre he querido hacer cine», cuenta. «De pequeño, paseaba por la playa de Chipiona con mi abuelo y le contaba las películas que quería hacer. Había una casa antigua allí que era El Marielo, una especie de cuartel abandonado y yo, ya con 5 ó 6 años, le decía “aquí quiero hacer una peli de fantasmas”. A los 12 años descubrí los juegos de rol y empecé a narrarles partidas a mis colegas. Yo llegaba con mis libros a la plaza del barrio, donde estaban los chavales jugando al fútbol, y preguntaba a ver quién quería jugar al rol. A mí siempre me ha encantado inventar historias y contarlas».

En una cafetería jugamos a “36 preguntas” «¿Cuál es tu ambición?», comienzo yo. «Buena pregunta tía», me responde Ángel, «yo creo que llegar a ser famoso para así tratar de cambiar el mundo».