Juanito

Juan Ceron

La autora nos muestra a su padre en este vivo perfil.

El teléfono de la casa suena y Juan se levanta de su siesta en el sofá para contestarlo. “Buenas tardes… ¡Hola ñañito!… Sí dimé…Ahora voy.” Juan cuelga, agarra sus llaves y su caja roja de herramientas y se va de casa. Unas horas después, regresa con polvo en la ropa y con las manos negras, llenas de grasa. Con una sonrisa que forma hoyuelos en su rostro y arrugas en las esquinas de sus ojos, saluda a su esposa y besa a sus dos hijas en la cabeza.

Todos en la casa regresan a sus rutinas sin preguntar a dónde fue Juan. Ésta no es la primera vez que Juan, o Juanito, como lo conocen sus amigos) recibe una llamada y se va de casa con sus herramientas en la mano. Saben que fue algún conocido está pidiéndole ayuda para cambiar una bombilla en la casa, o para instalar unas cámaras de seguridad, o para ver por qué no está funcionando la unidad de aire acondicionado.

Juan no tiene licencia oficial de electricista, sólo el conocimiento acumulado trabajando durante años en una fábrica de metal y un certificado del Queens Community College, que logró sacar dos años después de inmigrar de Guatemala a los EE.UU.. Pero a la gente que lo llama, no le importa. “Juanito” puede arreglarlo todo y a un precio con el que nadie puede competir.

“Que me paguen lo que quieran. Aunque sea con comida, yo me sentiré bien.”