
foto: Interior de Redhouse Art & Food / ANA GONZÁLEZ (Horquilla Perdida)
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EL CAFé REDHOUSE ART & FOOD Y LA GALERÍA NO-LUGAR THE ART COMPANY, FUNDADOS POR LOS ARTISTAS ÁLVARO DÍAZ Y CRISTINA GALEOTE, REFLEJO DE UNA ECONOMÍA CREATIVA.
REDHOUSE ART & FOOD es un local de moda sevillano, centro de todas las miradas, que se aproxima a su primer aniversario. Lindando con la zona de la Alameda de Hércules, de ambiente notoriamente alternativo o hipster, esta cafetería sita en el número 7 de la calle Amor de Dios y abierta de martes a domingo entre las 9:30 y las 0:00, alberga en su interior dispares multitudes de amantes de la cultura.
NADA MáS ENTRAR repararás en la mezcla ecléctica de piezas de arte en las paredes, muebles vintage, artículos restaurados, lámparas e incluso una bañera llena. Cada artículo tiene un precio porque, sí: puedes comprarlos. Todos y cada uno de ellos. Redhouse Art & Food resulta ser también una galería de arte que expone obras de artistas locales, algunos de los cuales incluso pueden ser empleados del propio establecimiento, incluyendo la obra de la copropietaria Cristina Galeote.
EL REDHOUSE fue fundado el año pasado por Álvaro Díaz Fernández, de 29 años, y Cristina Galeote Granados, de 37 años, dos artistas que ya poseían una galería en la zona: No-Lugar The Art Company. Situada en la calle Trajano número 16, la galería abre de lunes a viernes de seis a nueve de la noche y los sábados por la tarde de tres a nueve y, en pocas semanas, celebra su segundo año en el negocio. Álvaro describe la No-Lugar como una especie de orfanato para artistas que buscan cobijo para sus obras. La galería se inspiró en varios de sus viajes por el mundo a grandes ciudades cosmopolitas como Londres, Berlín y Madrid, donde los locales contraculturales estaban ya teniendo éxito. Él y Cristina esperaban traer ese palpitante mundillo social a las multitudes alternativas y provocadoras de Sevilla, y la Alameda de Hércules era el conejillo de indias más adecuado para poner a prueba su idea.
LA DECLARACIÓN DE OBJETIVOS de No-Lugar The Art Company ilustra su propósito de mostrar el avance artístico desde “un enfoque global, multidisciplinar y poco convencional”. Se autodescribe como un nuevo espacio conceptual, una empresa artística que busca “acercarse a la sociedad”. Tienen la intención de “traer un arte puro, incorruptible, que encuentre la energía del deseo; antídoto perfecto para la melancolía moderna de lo que llaman realidad”. Cristina Galeote se describe a sí misma como alguien “en busca de una conciencia crítica, no una anestesiada por la realidad” en su obra.
LA NO-LUGAR y el Redhouse son causa y efecto de la nueva generación de diseñadores y jóvenes que se debaten entre la evolución tecnológica pasada y presente y la economía. En tiempos de crisis económica, es interesante ver cómo la juventud siente nostalgia de maneras de vivir más tradicionales, reflejo de un sistema más orientado al comercio y el trueque, tales como la adquisición de productos de la tierra, no comerciales. La búsqueda de objetos electrónicos vintage no digitales de segunda mano está propiciando una vuelta a las tiendas y galerías contemporáneas como la No Lugar y el Redhouse.
POR EJEMPLO, en ellas podemos encontrar desde camisetas gráficas de diseños exclusivos de Origami y Trujano, marcas urbanas independientes, hasta piezas de arte únicas y limitadas colgadas en la pared que se exponen y van rotando, como en el Redhouse. La No-Lugar vende muebles vintage, chismes de todo tipo, zapatos, artículos decorativos, faldas, vestidos y el artículo favorito de una cliente habitual, Laura Marcano: una camisa de botones unisex con bolsillos de quita y pon (con una variedad de colores y diseños para elegir). “Es una tienda muy guay con algo diferente que ofrecer a la Alameda. Igual que en el Redhouse, siempre se puede encontrar algo interesante de ver”, afirma Lilly Hedges, otra cliente.
EL REDHOUSE Y LA NO-LUGAR encarnan ese espíritu libre y culto de sus creadores. Álvaro y Cristina han viajado y vivido en varias partes de Europa. Cristina incluso ha viajado y expuesto su obra en algunos lugares de Estados Unidos, incluyendo Nueva York.
áLVARO AFIRMA que Sevilla destaca por su contracultura, su arte, su música, su grafiti y su ambiente de skate. Piensa que es sólo cuestión de tiempo que este tipo de tiendas contemporáneas como la suya lleguen al centro de Sevilla. “Este tipo de establecimiento no ha sido idea mía pero he estado en grandes ciudades como Londres y Berlín, así que quería tomar aquellos sitios en los que había disfrutado tanto en mis viajes para disfrutarlos allá donde viviera. Soy de Huelva y Cristina de Málaga, pero casualmente habíamos pasado mucho tiempo en Sevilla y terminamos encontrando en la Alameda nuestro segundo hogar”, dice al explicar su iniciativa de traer una cultura global a su comunidad, a través de sus experiencias personales.
OTRA CLIENTE, Shelley Gutiérrez, afirma sentirse allí como en casa. “Creo que está muy bien que la gente pueda tener una visión y darle vida. Es genial que haya creado un espacio para que la gente venga y se sienta cómoda. Ha conseguido crear un lugar en el que incluso los extranjeros se sienten cómodos. Es un espacio muy abierto”, afirma.
LILLY HEDGES está de acuerdo con esta idea: “El espacio tiene un ambiente muy acogedor. Como estudiante que vive en el extranjero, siento que puedo acudir a eventos pensados para la gente de Sevilla sin pensármelo dos veces. Hay pocos lugares que puedan hacer que te sientas así”, dice. Lilly ha asistido a un par de exposiciones de arte, incluyendo una llamada “Más Madera” el mes pasado, en la que se presentaba la obra de artistas en tablas de skate personalizadas que todavía se pueden encontrar expuestas sobre el mostrador del Redhouse.
LA ALAMEDA ha visto el renacer de nuevos negocios como cafeterías que son también galerías de arte contemporáneo y tiendas de segunda mano, que desarrollan un tipo de economía diferente basada en productos sostenibles, locales, “sin marca”, entre otros aspectos, siempre con la mentalidad del “Do It Yourself ” (hazlo tú mismo). Estas actividades, impulsadas en muchos casos por un espíritu jovial y emprendedor, como una creativa respuesta colectiva al cierre de tiendas antiguas durante la crisis, están dando un nuevo rostro a Sevilla. Son espacios para los jóvenes que, al igual que en la No-Lugar, pueden encontrar allí un refugio donde poder expresarse.
áLVARO ES LICENCIADO EN CINE Y ARTES CREATIVAS pero, al igual que muchos jóvenes a los que les ha tocado vivir la dura crisis económica que azota España, sintió la necesidad de ser creativo con sus recursos para adaptarse a las limitadas opciones de empleo. Era como decir: “Si no encuentras un trabajo en lo que estudiaste, será mejor que seas creativo con lo que tienes”.
HACIENDO PIÑA y creando espacios colectivos donde las personas creativas pueden compartir su trabajo y apoyar el de los demás, gente como Álvaro puede construir algo desde cero. Se enorgullece al decir que, al igual que los cubanos, lo hacen todo por sí mismos; desde los apliques de la pared o las reparaciones de los baños hasta la construcción de mostradores y la restauración del mobiliario y los artículos para el hogar. A él le encantan los objetos con historias y carácter que cuentan experiencias y tienen mucho más que ofrecer que los productos genéricos convencionales que se pueden comprar en grandes almacenes como el Corte Inglés, a sólo 200 metros de distancia.