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Rosa Paz Caballero , de 59 años , cuenta cómo creció en la calle Feria , cuna del popular mercadillo callejero El Jueves , donde se gana la vida manteniendo viva una tradición de siglos .
“¿Cuánto pide por eso ?”, pregunta un cliente.
“25 euros ”, responde la mujer del puesto número 93-95 mientras observa cómo el cliente examina la antigüedad.
“¿Qué tal si le doy 15?”
“Se lo puedo dar por 20; es lo mínimo que le puedo cobrar”, responde la vendedora.
“¡Trato hecho !”
Este tipo de interacción es bastante común para Rosa Paz Caballero, una de las vendedoras del famoso mercadillo callejero de Sevilla, el Jueves. Rosa trabaja en el mercadillo cada jueves desde 1989 y forma parte de la asociación Mercadillo Histórico Popular del Jueves, lo que la convierte en una colaboradora vital para la salvación de este evento conmemorativo.
Situado en la calle Feria , en el casco antiguo de Sevilla, el mercadillo comienza en el siglo XIII, lo que lo convierte en uno de los más antiguos e históricos de toda Europa. Originariamente, estaba reservado para artesanos, carpinteros y pintores. Sin embargo, hoy en día los comerciantes venden antigüedades y bienes de segunda mano cada jueves, desde por la mañana hasta la hora de comer.
Rosa Paz Caballero nació en el barrio de La Macarena y creció cerca del Jueves. “Mi infancia tuvo lugar en la calle Feria”, comenta Rosa. Se bautizó en esa misma calle, en la parroquia Omnium Sanctorum; fue al Grupo Escolar Cervantes, en la calle Becas e hizo su primera comunión en la parroquia de San Lorenzo, todo a escasos metros de distancia.
Cuando tenía nueve años , su casa se derrumbó, lo que obligó a su familia a vivir durante unos pocos meses en el refugio habilitado en el antiguo campo de trabajo de Los Merinales. De allí se fueron al Polígono de San Pablo, en el que recibieron un piso en uno de los bloques que construyó la Administración Municipal de la Vivienda, demasiado lejos de los sonidos y el escenario de la vieja calle Feria. “Y aquí continuó mi infancia”.
Rosa se casó y se mudó a Madrid con su marido, donde vivió 15 años. Entonces él enfermó y tuvo que jubilarse. Por tanto, Rosa volvió a Sevilla y comenzó a trabajar en el Jueves para mantener a su familia. “Comencé a vender cosas en el mercadillo para que mis cinco hijos pudieran tener una educación. Así que volvimos a nuestros orígenes: la calle Feria”, recuerda Rosa.
Para entonces , muchos de los vecinos pensaban que el mercadillo era una molestia. “Si iba a ser el Jueves, los comerciantes estaban allí desde el miércoles por la noche haciendo lo que tuvieran que hacer: preparando sus puestos, haciendo ruido y ocupando los portales de las casas de la gente. Por eso, todos los vecinos se oponían al mercadillo” dice Rosa.
Debido a las continuas quejas , se trasladó el mercadillo a la explanada polvorienta de la Alameda de Hércules, un par de calles al oeste de su localización histórica. Sin embargo, las ventas decayeron y el mercadillo perdió su encanto para muchos clientes. De modo que volvió de nuevo a la calle Feria.
El Jueves volvió a su empla zamiento original , pero el vecindario seguía en contra de su presencia. Por eso, Rosa y otros comerciantes decidieron formar una asociación para proteger el mercadillo y evitar que desapareciera. Además de las quejas de los vecinos, el Ayuntamiento cobra a los comerciantes grandes cantidades por vender sus productos. “No sólo queríamos proteger el mercadillo, sino también a los comerciantes”, explica Rosa.
Formar la asociación no resultó fácil para Rosa y sus compañeros. “Recibimos muchas patadas de todos los partidos políticos. Ninguno quería reunirse con nosotros ni darnos la bienvenida. Nos llamaban comunistas y pensaban que éramos mala gente”, afirma Rosa. Finalmente, el grupo de comerciantes recibió apoyo del Partido Socialista (PSOE) y Rosa y otros miembros crearon una organización más oficial, conocida hoy como Mercadillo Histórico Popular del Jueves, de la que Rosa fue presidenta durante casi tres años.
La asociación estableció nuevas reglas para mejorar el mercadillo tales como regulaciones más estrictas del aparcamiento, las ventas y la limpieza. Hay reuniones durante todo el año en las que los miembros debaten sugerencias para mejorar el Jueves. “Ahora todo está bajo control, pero aún queremos mejorar porque este mercadillo es el más antiguo y mejor conservado de Sevilla. Queremos continuar en esta dirección” afirma Rosa. “Queremos que nuestro éxito perdure porque hemos trabajado muy duro para llegar hasta donde estamos, aunque la gente no se da cuenta ni lo reconoce. Quiero salvar el mercadillo porque es una tradición”.
Todos los artículos de Rosa son de segunda mano y generalmente son antigüedades. Explica que si alguien le pregunta el precio de algo, ella se lo dice y trata de darle la información que conoce del objeto. “La experiencia y las interacciones con la gente son lo más importante. Al principio, me daba corte, pero ahora es al revés. Me gusta hablar con la gente que me pregunta cosas”.
Regatear es un aspecto importante del proceso de venta. “Siempre hay trueque y regateo, pero hay algunos artículos con los que no puedo ceder porque me costaron caros. De esta manera tratamos con la gente: algunas veces me puedes regatear y otras no”, explica Rosa.
Dice que El Jueves es una parte esencial de la historia de Sevilla , pero que también es una manera de ayudar a las familias con pocos ingresos. “Si una persona no tiene dinero para comprar algo nuevo, puede venir aquí y comprarlo de segunda mano. Yo me beneficio, ellos se benefician y todos nos beneficiamos”.
Para Rosa , el Jueves es un lugar donde ir a relajarse y escapar del estrés de la vida cotidiana. “Me gusta lo que hago. Cuando quiero distraer la mente, voy al mercadillo y todos los problemas desaparecen”, dice.
La tradición sigue viva en casa de Rosa , ya que dos de sus hijos han empezado a vender artículos en el mercadillo, como juguetes y trajes de flamenca. “Les abro una puerta para que puedan ganarse la vida honradamente. Saben que mañana, si lo necesitan, tendrán un sitio para ellos: mi puesto.”